jueves, 1 de diciembre de 2011

Capítulo 6 - Genes; Reino Futuro - Rosenz

El vino se había derramado manchando el blanco mantel sobre la mesa. Nadie había notado la torpeza de Andrew al momento de nombrarlo heredero de un puesto del consejo, yo lo comprendía… ¿Quién podría estar tranquilo con semejante sorpresa?

La gente apenas terminaba sus aplausos y miraba a la señora Luisa: —La reunión continuara en el salón de abajo—indico ella.

Le di un vistazo a él ceño fruncido de Jonathan que me dio a entender que no sabía nada de lo que apenas la señora Luisa había anunciado. Este salió del comedor con la mano de Samantha sobre su brazo izquierdo.

El consejo también se preparaba para salir, cuando Andrew despertó de su shock. El apenas volteo a ver a su padre: — ¿Qué es todo esto? —susurro.

El señor Copelan vio a Andrew: —Hijo, todo lo nuestro es tuyo—sonrió—, no creo que sea tan complicado.

—Complicado no… más que complicado—aseguró Andrew.

—Perfecto Roisín, el chico se opone—dijo Brannagh con un punto de obstinación en la voz.

La directora volteo a ver a Brannagh pero Andrew le interrumpió: —No se entrometa, no estoy hablando con usted—dijo Andrew mirándole de reojo.

Brannagh arqueó una ceja sin una respuesta para Andrew. Este último miro a su madre: —Mamá sabes perfectamente como soy, creo que se equivocan en esto.

—Andrew, al ser hijo de dos miembros del consejo automáticamente eres nombrado como heredero… ya cada uno de nosotros está cumpliendo un ciclo y debemos volver a envejecer—se explicó ella.

—O sea que todos ustedes tienen hijos—concluyó Andrew señalando a Brannagh y Udjat.

Udjat solo negó: —No es necesario eso niño, pero si tuviéramos hijos también serían herederos directos… nosotros debemos escoger a alguien que creamos sería bueno para reemplazar nuestro lugar—dijo Brannagh con el mismo tono de voz y haciendo gestos con sus manos.

—Te ayudaremos, te enseñaremos todo lo necesario y te entrenaremos para ayudarte a perfeccionar tu magia—dijo el señor Copelan mirando a Andrew.

Andrew suspiro, yo tome su mano y el me dio un ligero apretón: —Ahora, por favor acompáñennos al salón de abajo—dijo la señora Luisa caminando a la salida del comedor.

Cada uno de los miembros del consejo salió del comedor detrás de la señora Copelan, mire a 
Andrew haciendo una mueca: —No te preocupes—fue lo único que pude decir al ver su expresión.

—No lo creo—volvió a suspirar y me llevo fuera del comedor.

Bajamos las escaleras y llegamos al salón sin decir una palabra. Ahí estaban las personas que hasta hace poco estuvieron con nosotros en el comedor.

Andrew estuvo conmigo hasta que sus padres lo buscaron: —Andrew ven un momento—les llamaron desde el piano. El me miro un momento, yo le asentí y el camino hasta donde estaban sus padres.

Le eche un vistazo a las personas del lugar sin encontrar a las únicas dos personas conocidas. Busque de nuevo a Andrew con la mirada que le daba la mano a una mujer de cabellos canos, mientras sus padres hablaban entusiasmados.

Pensé que podría tardar un poco, por lo que decidí que podría aprovechar para conocer el jardín. Camine hasta la puerta y la abrí con cuidado, frente a mí el jardín se veía un poco obscuro y tenuemente iluminado por ciertos faroles en el lugar.

Salí mirando el cielo que estaba casi negro con algunas pinceladas naranjas, pocas estrellas se veían y las tres lunas iluminaban ligeramente. Había una brisa agradable.

Camine fuera de la torre y mire a mí alrededor, algunos árboles y rosales con sus hojas naranjas. Camine a mi izquierda detallando cada flor, las pocas plantas conocidas y las hojas en la grama que caían por el otoño. Había ciertas flores que ya había visto al llegar aquí, pero estas ahora estaban cerradas, como si descansaran hasta que llegara la siguiente mañana.

A decir verdad fue una larga caminata hasta que pude rodear las diferentes torres que conformaban el lugar. Crucé de nuevo a la izquierda viendo más plantas y la fuente de agua verdosa, estaba hecha de ladrillos grises. Esta estaba encendida y tenía unas pequeñitas luces de colores que la adornaban.

Sonreí para mí y camine hasta la pequeña fuente para sentarme en los ladrillos y ver el agua moverse.

Suspire pensando en lo que le tocaría hacer a Andrew… Wow, tomar las decisiones por el bien de todo un mundo sería algo importante, mucha responsabilidad.

—Rebeca—escuche una femenina voz entusiasta.

Subí la mirada encontrando a Samantha, ella venia de la parte trasera de la torre y detrás de ella estaba Jonathan con una pequeña sonrisa. Ambos se acercaron a mí.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó Jonathan cuando ya estaban lo suficientemente cerca de mí.

—Estaba en el salón con Andrew, pero sus padres le llamaron y aproveche para conocer el jardín—dije en un susurro.

Jonathan frunció el ceño: —No me esperaba eso del consejo, seguro que todo el entrenamiento será un poco duro para él y le quitara buen parte de su tiempo—Sam rió bajo y ambos volteamos a verle, inmediatamente una sonrisa se dibujó en el rostro de Jonathan—¿Qué te parece tan gracioso?

—Pues, las cosas que están diciendo—ella se sentó en el borde de la fuente junto a mí—. ¿Entrenamiento duro? ¿Poco tiempo?, no hables sin saber lo que es querido amigo.

— ¿De que estas hablando?

—Yo sé muy bien que es ese entrenamiento, y si no es duro para mí no creo que lo sea para Andrew.

Analicé sus palabras con cuidado y comprendí lo que quería decir: — ¿Eres heredera a un lugar en el consejo? —dije elevando un poco mi tono de voz.

Sam me hizo señas para que moderara el tono: —Si, lo soy.

— ¿Por qué no me habías dicho nada? —dijo Jonathan sorprendido.

Ella le miro y arqueo una ceja, luego sonrió: —Es un secreto, no podía revelarlo. Pero el consejo confió en ustedes, así que estoy en todo mi derecho—decía mientras tomaba un mechón de su cabello y lo peinaba constantemente—. Andrew no podrá revelar esto a nadie, es muy peligroso… no sabemos cuántos envidiosos enemigos tenga cada anciano del consejo, pero sabemos que los tiene y si se enteran de quienes serán sus herederos podrían tomar venganza de alguna manera contra nosotros.

Sentí angustia en la boca del estómago: —Pero, Andrew es el hijo de Roisín y Domhnal… corre peligro, todos sabrán que es heredero.

—No necesariamente querida—Sam volteo a verme—, las leyes del consejo son solo conocidas por los ancianos y las personas que trabajen para ellos. Los únicos que sabrán sobre esto son las personas que han estado esta noche aquí, y todos trabajan en la torre.

Mire el suelo pensando un momento, luego volví a verla: — ¿Tú que eres Sam? —ella comprendió inmediatamente mi pregunta y vio a Jonathan de reojo.

—Soy una de las pocas videntes—susurro—, trabaje mucho tiempo para Udjat y ahora soy su alumna. Él me está enseñando a desarrollar mejor mi poder.

Mire a Jonathan un poco sorprendida: — ¿Hay pocos videntes?

—Si Rebeca, están como en peligro de extinción—dijo el con un suspiro—. Los que aún existen son contados con los dedos de mis manos, y me sobraran dedos.

— ¿Eso por qué?

—Porque, lo que somos viene en nuestros genes—el susurro esta parte, vi en su mirada que algo recordaba… e inmediatamente también recordé.

Una conversación con el señor Copelan, “Pues por su descendencia, él no es un simple dragón. Es un tema… digamos que delicado”, había dicho el cuándo le pregunte sobre la dragonaria.

Fruncí el ceño levemente, hablaría luego de esto con Jonathan.

—Explícame—dije aun mirándole.

Jonathan se veía pensativo, como si buscara la mejor manera de explicarme: —Te daré un ejemplo… el color de ojos café es un gen dominante y el color gris es un gen recesivo, de la misma manera trabajan los genes de las distintas razas de criaturas míticas. Sin un vidente y un hechicero…

—Como mis padres—aclaro Samantha y Jonathan sonrió.

—Exacto, si un vidente y un hechicero tienen un hijo hay un porcentaje más alto de que este sea hechicero.

—Tengo dos hermanos mayores, y ambos son hechiceros—explico Samantha.

—Comprendo—dije con una media sonrisa—, o sea que lo más probable es que cuando Samantha tenga hijos estos no sean videntes.

Sentía que estaba en una clase de biología donde te explican la teoría de Mendel, claro que esto prometía ser más interesante.

—Sí, y por eso hay tan pocos videntes—dijo Jonathan cruzándose de brazos—, además de todos los que han sido asesinados… la gente le teme al futuro, y otros quieren ocultar la verdad.

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