Después del drama del lunes por la noche, la semana siguió pasando y Andrew y yo nos ignorábamos mutuamente. Eso me dolía más por no ver su linda sonrisa por todas partes que por el hecho de que no me hablara ni para molestar.
El resto de la semana estuve viendo vestidos con Claudia por internet, y el miércoles pedimos los nuestros los cuales llegarían el sábado por la mañana.
Ya era viernes, y el comité del baile estaba muy atareado y sin dejar pasar a nadie al gimnasio de la escuela que es lugar donde sería el baile.
Peter me había enseñado como bailar el tonto vals y creo que ya lo hacía mejor.
Ya era la última hora de clases—Clase de Arte—y la señorita Needman aún no llegaba a la clase.
Andrew se encontraba delante de mí. Me sentía tan cerca pero tan lejos, pero qué más da yo no vine a este lugar ni a enamorarme ni a sufrir por amor.
Luego de unos pocos minutos entro la señorita Needman un poco atareada, detrás de ella venían el pequeño grupo de porristas que se encontraban dentro del comité del baile de bienvenida. Camila solo miraba a Andrew y le giñaba el ojo y por eso desvié la mirada.
—Hola jóvenes—saludo la profesora—, tendré que estar unos minutos fuera del salón, pero no significa que hoy no trabajaremos. Me tome mi tiempo para hacer parejas en esta clase las cuales trabajaran juntas hoy y la otra semana.
“Bien, algo con que distraerme”, pensé.
—Diré las parejas—empezó a nombrar alumno por alumno, hasta que cuando llego a mi nombre mi pareja no era exactamente la que necesitaba para dejar mi mente en el trabajo—. Anderson iras con Copelan.
Andrew volteo y me miro a los ojos sin decir una sola palabra.
—Chicos, quiero que hagan una maqueta, una pintura o algo que represente las épocas donde se haya destacado el arte, como por ejemplo alguna época del renacimiento—se explicó la señorita Needman—, siéntense uno al lado del otro y empiecen su investigación.
Yo no me moví ni un poco. No puedo creer que de todas las personas él tenía que ser mi pareja.
Vi como tomo su silla y la puso junto a mí, luego se sentó y me miro unos segundos: —Y bien, ¿de qué será el trabajo?—dijo con voz carente de emoción.
—Pues… dime tú de que lo quieres—dije sin mirarle aun.
—Yo no sé mucho de eso, lo mío es solo pintar y cosas así… decide tú.
—Está bien, podríamos hacer algo sobre el renacimiento que es el nombre dado a un amplio movimiento cultural que se produjo en Europa Occidental en los siglos XV y XVI.
— ¿Cómo sabes esas cosas?—su mirada cada vez era más cálida.
—Pues, porque estudio—dije y después medio sonreí.
— ¿Y qué haremos para presentar?
—Como ambos sabemos dibujar, podemos hacer una obra de arte, algo así como la Gioconda de Leonardo da Vinci—sugerí.
—Por supuesto—dijo el sonriéndome.
Después de casi una semana, aquí estábamos por fin hablándonos así fuera de trabajos del instituto, pero estábamos, como si nada. Como si no hubieran existido peleas ni gritos, ni chicas coqueteándole a él ni nada, solo mirándonos y sonriendo como tontos.
De pronto vi cómo se empezó a poner serio, como si un pensamiento hubiera borrado su sonrisa.
— ¿Puedo hacerte una pregunta?—dijo en un susurro sacándome de mis pensamientos.
—Por…por supuesto—dije titubeando.
— ¿Te gusta Peter?
—La verdad, no me siento cómoda respondiendo eso—dije mientras me sonrojaba.
—Dijiste que te podía hacer una pregunta.
—Si pero no jure que respondería.
—Entonces, lo interpretare como un si—dijo dejando de mirarme.
—No, no es así—dije en un susurro.
— ¿Entonces por qué vas al baile con él? ¿Por qué te toma de la mano? ¿Por qué siempre estas con él?—dijo alzando la voz.
—Ese no es tu asunto, yo no te reclamo que te besuquees por donde sea con Camila ni que te acuestes con ella.
—Eso es diferente…
—Tienes razón, es tan diferente que Peter simplemente es mi amigo y Camila es tu… tu juguete, ella se deja hacer todo por ti—dije discutiéndole.
—Dejemos esta conversación hasta aquí, no tengo ganas de hablar de ella y menos contigo.
—Perfecto—concluí.
—Perfecto—me imito enojado.
Me miro por una última vez y luego se paró para irse del salón de clases. ¿Nunca tendríamos de nuevo una conversación sin peleas?
La profesora volvió ya casi terminada la clase y nos dejó salir antes de tiempo. Eso fue bueno, me ayudaría a prepararme para mañana.
Mientras caminaba hacia mi edificio—Julieth—me encontré con la enorme sonrisa de Peter quien se acercó para saludarme.
—Hola Linda—me dio un beso en la mejilla.
—Hola—sonreí.
— ¿Lista para mañana?—pregunto entusiasmado.
—Casi, solo falta que llegue mi vestido y todo será perfecto—dije contagiada con su euforia— ¿Me acompañas a mi habitación?, no creo que Claudia este ahí.
—Vamos—dijo pasándome el brazo por los hombros. Así nunca me sentía incomoda, solo bien.
Llegamos a mi habitación y abrí la puerta. Cuando entre sobre mi cama estaba una caja de tamaño mediano y sobre la de Claudia había otra. Fui hasta la caja y había una nota:
”Los Vestidos llegaron antes, están hermosos. Hiciste buenas elecciones. Vuelvo antes de medianoche. Claudia”
Me voltee sonriente y me acerque a Peter: —Son los vestidos—dije emocionada.
—Genial, ¿los vemos?—pregunto.
—No sé si debas verlo antes de mañana—dije bromeando.
—La verdad, aunque sea una broma tienes razón, después le quita efecto a cuando me vayas a deslumbrar.
—Cállate tonto—le pegue en el brazo un poco sonrojada—. Es hora de que te vayas, debo prepararme para deslumbrarte—dije sarcástica.
—Como tú digas—me dio un abrazo y se fue de la habitación.
Corrí hacia mi cama y saque el vestido purpura, en el fondo había unos zapatos de tacón del mismo color.
Me vería hermosa. La parte superior del vestido era cruzada hasta la falda que daba unos cinco dedos por encima de la rodilla, un poco más arriba de la cadera tenía un cinturón un poco más oscuro que el vestido que se unía con un broche brillante. Los zapatos eran totalmente cerrados y de punta redondeada con un tacón muy alto.
Busque el vestido de mi amiga y lo saque junto con los zapatos. Era totalmente negro del mismo largo que el mío con un lazo en la cadera y los zapatos eran abiertos en la punta con un lazo pequeño para decorarlo.
Deje todo en su lugar para buscar con que entretenerme y encontré mi esmalte favorito de uñas en uno de los rincones de mis cajones.
Me pinte las uñas un rato mientras se hacía de noche y pensaba en como dejaría mi cabello para mañana. Por alguna razón sentía que pasaría algo y ni cerca de saber que seria.
Más tarde—antes de la medianoche como había dicho—llego Claudia y se pintó las uñas conmigo mientras me contaba cosas de su querido Víctor, al parecer su relación no era para nada inocente—bueno si piensas que inocente era encerrarse en un armario y tener sexo era inocente entonces estabas en lo cierto—, ciertas cosas que me contaban provocaban un ligero rubor en mis mejillas y ella no le afectaba en nada.
— ¿Porque cada vez que digo sexo te sonrojas?—dijo sin discreción, cosa que me puso tan roja como un tomate.
—Pues porque me incomoda un poco, eso es todo—dije sin prestar atención a mis propias palabras—. No es que me moleste que me cuente tus cosas, eso me parece genial ya que cada vez somos más cercanas, pero…
—No puede ser—dijo ella tapando su boca— ¿eres virgen?—grito.
—Oye baja el volumen—dije apenada.
—No lo puedo creer, eres virgen—dijo riéndose disimuladamente.
—Pues sí, y no veo problema—dije un poco frustrada.
— ¿Acaso nadie quiere tu cuerpo? —dijo en son de broma.
—Eso solo es asunto mío, y es que solo espero al indicado para mí… eso no es en nada un juego—dije retomando mi color de piel natural.
—Está bien, no hablemos de eso veo que de verdad te incomoda.
Luego de esa incomodísima conversación decidimos dormir para estar fresca para el día de mañana.
Me quede dormida directamente, pero en un momento de la noche no sé si fue consiente o no vi irse a Claudia por el balcón, tal vez era uno de estos sueños locos que he tenido los últimos días o tal vez todo fue real. De todas maneras no pude pensarlo demasiado ya que caí en la negrura de mis parpados.

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