sábado, 29 de octubre de 2011

Capítulo 24 - Vacaciones de Invierno.


El tiempo en Reino Futuro pasaba rápido, y los exámenes lo presentábamos poco a poco. Todo el mes de noviembre seria de exámenes—presentábamos al menos uno o dos por semana—, y luego vendrían las vacaciones de invierno que las pasaría con mis padres.
Y hablando de mis padres, aquí estaba yo revisando mi correo.
“Hola mi niña, te escribo para saber de ti al parecer has estado muy ocupada para llamarme, estoy enojada por eso. Bueno no te escribo por eso, quería decirte que nuestras vacaciones de inviernos las espero con tantas ansias ya que iremos a la hermosa Canadá, más específicamente a Iqaluit, la pasaremos maravillosamente.
Ya quiero verte cielo.
Tu mama.”
Sonreí por el mensaje de mamá, yo también deseaba verlos. Extrañaba un poco de… normalidad en mi vida.
— ¿Por qué la sonrisa?—pregunto Claudia que tenía un libro de biología en su cama.
—Me escribió mamá, iremos de vacaciones a Canadá.
En ese momento entro Christian, quien me sonrió y se acercó a Claudia para besarle tiernamente.
— ¿Por qué no tocas la puerta?—dije yo volviendo la vista a la laptop.
—Para que, sabía que podía pasar—dijo el encogiéndose de hombros—, recuerda que soy un vampiro, y que pude oír todo antes de entrar.
—Por supuesto—dije poniendo los ojos en blanco.
Apague la laptop ya que no tenía mucho que hacer en mi habitación con Christian ahí, por lo que me levante me puse una chaqueta gruesa y camine para salir.
—Espera—dijo Christian tomando mi mano, en ese momento la misma sensación de desconfianza y luego de paz me invadió—, ¿cuándo estudiamos para biología?
—Pues cualquier día—quite mi mano—el examen es la semana que viene.
Y sin decir más me fui del lugar dejándolos solos.
Camine un poco por el instituto, no podía buscar ni a Peter ni a Andrew porque ambos estaban entrenando. Entonces decidí entrar a la biblioteca.
La última vez que estuve aquí fue por el informe de Romeo y Julieta, y por accidente me encontré con el diario de investigación sobre Almas Gemelas.
Cuando entre fui directamente al pasillo tres, donde había encontrado el diario. Lo busque y cuando lo encontré vi que tenía mucho más polvo que la vez anterior, obviamente era la única que lo había leído desde hace ya tiempo.
Me senté llevándome el diario conmigo, y lo abrí más o menos por la mitad.
“…ella, Kelta, sería la protectora y llevaría el peso de este mundo sobre sus hombros… pero claro que lo soportaría y lo supo manejar, sino no estuviera escribiendo en mi diario ¿no crees?
Este mundo dependió de ella cuando su hermano tomo el control, él se dejó cegar por el poder y nadie se atrevía a enfrentarse a su autoridad salvo ella. El alma de su hermano quedo marcada y manchada de avaricia y maldad y no hubo manera de que volviera a ser el mismo. Por eso la única salida para Kelta fue enfrentarse a su hermano Ristar, que al vencerle provocando su muerte le provoco un inmenso dolor en su corazón.
Por suerte para ayudarle desde su lucha con su hermano, hasta su lucha por superarle el dolor por la pérdida, estaba Kandor, su amor, quien siempre la apoyo y la apoyaría de vida en vida.
Lastimosamente el alma de Ristar, al igual que la de Kelta y Kandor, siempre estará sobre la tierra para volver y tomar venganza.
Han pasado por muchas vidas, muchas épocas y muchas luchas… pero por suerte ella siempre vence, espero que en esta vida pase lo mismo.
Mi hijo, mi pequeño está involucrado, tanto como ella. Lo sé, lo veo…
Estaba muy sorprendida por lo que estaba leyendo. ¿Quién podría saber tanto sobre esto? ¿Y quién era su hijo?
Adelante las hojas del diario a ver que más podía encontrar.
“…he encontrado la piedra, una de seis. Pero ya he comprobado que al tomarla y averiguar acerca de sus maravillosos poderes me debilito demasiado, teniendo que descansar por días… es como cuando una persona se enferma, ¿sorprendente cierto?...”
¿Qué encontró una piedra?... por Dios ¿de quién era este diario?, solo encontraba por cualquiera de las hojas las iniciales D.C.
Decidí no decirle a nadie—ni a Andrew—sobre este diario, quería investigarlo y leerlo más. Por eso lo saque a escondidas de la biblioteca, no fuera a ser que la directora se enterara de esto.
En las vacaciones de invierno me enteraría muchas cosas, de eso estaba segura.

***

Estábamos finalizando los exámenes al igual que la primera semana de diciembre.
Yo ya estaba libre de todo trabajo y tarea, y afortunadamente mis notas era buenas.
Claudia partiría a Italia con su familia este fin de semana y yo a Canadá. Andrew se quedaría en España con su familia y Peter iría a Texas.
Por eso, yo estaba recogiendo mis ropas más abrigadoras para las vacaciones.
— ¿Me extrañaras?—dijo Andrew abrazándome por la espalda.
—Más que nada en este mundo—dije volteándome para darle un ligero beso—. Ya sabes que te escribiré cada vez que pueda.
Me aleje de el con una sonrisa para tomar más ropa del armario.
— ¿Qué es esto?—dijo Andrew y cuando voltee en menos de un segundo ya estaba a su lado quitándole el diario de D.C.
—Nada uno de esos libros que leo que… a ti no te gustan—dije nerviosa, no sabía porque no quería decirle, pero primero averiguaría de quien era.
—Claro—dijo el mirándome como si estuviera loca—, pero ¿Por qué tan nerviosa?—se acercó a mí para abrazarme por la cintura.
— ¿Nerviosa? ¿Yo?, no para nada—dije mirando a todas partes menos sus ojos.
—Te conozco perfectamente y sé que está nerviosa—dijo acercándose más a mí y luego besar mi cuello.
—Es que… me pongo nerviosa cuando… estamos así—dije lo primero que me vino a la mente.
—Por Dios—dijo subiendo sus besos a mi mejilla y luego acercándose a mis labios—, hemos estado así desde que nos conocemos, desde ese primer día.
Al fin me beso, fue un beso tierno y puro. Amaba que me besara así, era una hermosa manera de dejarme ver más en el fondo de su alma y su corazón. Ahí venían más recuerdos de nosotros, en otras vidas. En unos besándonos y hasta más.
Mientras le besaba sonreí, y luego mordí su labio inferior:—me encantas—dije separándome de el para seguir guardando mi ropa en las maletas.
—No más que tú a mí—dijo el acercándose de nuevo para besar mi mejilla.
—Alguien está muy cariñoso hoy ¿cierto?—dije sonriente mientras doblaba mi ropa y ponía en la maleta el diario de D.C.
—Es que de pensar que estaremos un mes separados, tengo que cobrar los besos que no me podrás dar por adelantado.
—Solo te interesan mis besos—dije con un puchero sentándome en sus piernas.
—No, me interesas toda tu en todo sentido—dijo sonriendo mientras me miraba a los ojos.
En eso se abrió la puerta de mi habitación de golpe por donde entraron Claudia y Víctor tomados de la mano.
—Hola chicos—dije parándome de las piernas de Andrew.
—Hola—dijo Víctor—, afuera los espera la directora.
Eso me sorprendió, fruncí el ceño y tomando la mano de Andrew me dirigí a la puerta.
—Buenas tardes directora, ¿Qué se le ofrece?—dije cuando la vi parada fuera de mi habitación.
Ella antes de contestar miro a su hijo que tomaba mi mano:—Quiero entregarte la piedra que está en mi oficina, es la del agua—dijo antes de sacarla del bolcillo de su chaqueta.
—Entiendo, ¿me podría decir donde la encontró?—dije mientras ella la ponía en mis manos.
—No lo sé, cosas de mi esposo—dijo ella un poco cortante—, ¿Cuándo deja el instituto por la vacaciones?
—Este fin de semana parto a Canadá—dije mirando la piedra alargada que era de un intenso azul.
—Bueno, espero que descanse lo suficiente, al inicio de las clases volvemos con la búsqueda de las piedras—y sin decir más dio media vuelta para irse.
Yo entre de nuevo a la habitación y me senté en mi cama con la piedra en mis manos, intentando que reaccionara igual que la del viento o la luna, pero esta no hacía nada—había avanzado mucho con la del viento controlando sus poderes—, no me preocupe por eso y la metí en el mismo bolso de mano donde estaba la piedra del viento.
Luego tome mi ropa y seguí haciendo mi trabajo, el sábado me iría de viaje.

***

El fin de semana había llegado, eran las cinco de la mañana y yo estaba fuera del edificio con mis maletas a un lado.
—Tengo tanto sueño—me queje antes de bostezar.
—No lo tuvieras si Andrew no se hubiese quedado hasta tarde en nuestra habitación—dijo Claudia reprimiendo una sonrisa.
En ese momento Peter y Andrew se acercaban a nosotras, ambos se veían cansados.
—Buenos días—dije en forma de saludo, abrace a Peter y le di un ligero beso en los labios a Andrew.
—No sé para quien, mi alma se destroza al verte partir—dijo Andrew en un falso tono melancólico.
—Ya calla, solo será poco tiempo… un mes se pasara rápido—dije antes de abrazarlo.
Estuvimos un rato conversando en ese lugar, Claudia solo compartía pocas palabras ya que Peter estaba ahí para despedirse de mí y a ella aun no le agradaba.
Pasaron más o menos unos quince minutos antes de que el autobús—el mismo que nos trajo aquí aquel primer día—que nos llevaría al aeropuerto.
Peter y Andrew nos ayudaron—a ambas—con nuestras maletas y se las dieron al conductor para que las guardaran. El conductor era nada más y nada menos que Raimundo—el asistente de confianza de los Copelan—y le salude con una sonrisa tímida. Mientras esperaba a que dieran la orden de subir y buscar nuestros asientos alguien se me acerco.
— ¿Te vas de vacaciones?—dijo una voz a mis espaldas en un susurro.
Voltee a ver quién era encontrándome unos ojos oscuros observándome:—Jonathan, eh hola, si me voy a Canadá—dije un poco incomoda recordando lo que me había dicho Peter sobre él.
—Espero que te la pases bien, por cierto quiero disculparme…—dijo mientras su voz se apagaba.
— ¿Perdón?, no te escuche—esto era demasiado bueno como para dejarlo así.
—Lo siento ¿sí?, espero que me hayas escuchado esta vez, porque es difícil…—dijo aumentando el tono de voz—. Lo siento de nuevo, es que mis emociones son fuertes, diferentes cuando estoy contigo.
Capte el doble sentido en esa frase luego de ver sus mejillas sonrojándose.
—No te preocupes, y si te perdono—sonreí un poco, el me devolvió la sonrisa.
—Todos los estudiantes que parten al aeropuerto, por favor subir en orden y tomen sus asientos—dijo el hombre que guardaba las maletas.
Yo no veía a Andrew y a Peter y no quería irme sin despedirme:—buen viaje—dijo Jonathan ofreciendo su mano y sin dudar la tome, sintiendo en mi esa explosión de sensaciones y las imágenes de el con ropas de otras épocas.
—Gracias—jale mi mano y las sensaciones se fueron.
Vi como Jonathan iba a decir algo pero cerro su boca apretando sus dientes cuando Andrew se acercó con Peter pisándole los talones.
—Amor, te extrañare—dijo Andrew antes de besarme tiernamente y luego de reojo mirar a Jonathan.
—Yo también los extrañare—dije y mi mirada se desvió a Jonathan que se veía enojado.
Sin decir más—y para no provocar peleas—me di la vuelta y me subí al autobús para sentarme al lado de Claudia en la parte de atrás, esperando que el viaje no se hiciera muy largo.

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