Reconocí voces a mi alrededor, una era de Jonathan y la otra de… ¿la directora?, si era ella.
Estaban discutiendo por algo, pero no podía entender.
—No me queda la menor idea de lo que es—decía la voz que correspondía a la directora.
—Quisiera saber, pero no logre ver a nadie—dijo Jonathan con un punto de frustración en la voz.
Fui abriendo los ojos, y luego de acostumbrarme a la claridad vi que al pie de mi cama estaban la directora, Jonathan y Andrew. Parecían estar discutiendo, pero todo lo interrumpieron porque al momento de yo despertar tres pares de ojos voltearon a verme.
Inmediatamente Jonathan y Andrew se acercaron uno de cada lado.
— ¿Cómo estás? —preguntaron al unisonó, para luego mirarse entre ellos como con ¿rivalidad?
—Bien… creo—respondí, notando la pequeña punzada en mi cabeza.
—Rebeca—dijo la directora caminando hacia mí apartando con cuidado a Jonathan—, debes decirnos que te paso la noche pasada en la ciudad.
Al escuchar esa frase, todos los recuerdos vinieron de golpe… el hombre—mi hermano—, el insoportable dolor, cuando llego Jonathan y luego… nada.
—Está un poco confuso—dije apretando el puente de mi nariz, la cabeza aun dolía un poco.
Mire el lugar donde me encontraba, reconociendo la enfermería. Mire mi ropa y era la misma que traía la noche anterior.
—Trata de recordar linda—dijo Andrew acercándose más.
—Es que lo recuerdo todo muy bien, pero aun así sigue siendo confuso.
Andrew y Jonathan me miraban preocupados, no entendía porque si no me había pasado nada.
— ¿Sabes qué es esto? —dijo Jonathan señalando la parte superior de mi brazo.
Mire en dirección a lo que el señalaba y ahí estaba—aparte de la marca de dedos cuando me apretaron el brazo—un especie de circulo con unas puntas desiguales hacia adentro, y unas líneas se entrecruzaban también dentro de este.
—No, ¿Qué es?—dije sin dejar de observar la extraña marca.
—Es un conjuro—dijo Andrew, que se sentó en la cama a mi lado—, y muy fuerte.
—O sea, que mi hermano es… ¿hechicero?—dije pensando en que había encontrado una parte del rompecabezas.
—No necesariamente—dijo la directora—, ese conjuro aparece en los libros antiguos y aunque sea muy fuerte puede practicarlo cualquier criatura que forme parte de este mundo, eso sí que tenga años de experiencia.
— ¿Y qué haces este… conjuro?—pregunte dudosa.
Jonathan tomo una silla y la puso junto a la cama:—Pues la persona que lo hizo, como pienso que lo pudiste haber notado, te quito energía por medio de esta marca.
—Si eso lo note, ¿y cuando se me quitara?—dije mientras la tocaba.
—No lo sé, depende de cuanta energía te haya quitado… solo recuerda que si alguien hace esto y logra quitarte demasiada energía podrías morir, así que ten cuidado—dijo Jonathan para luego acariciar mi cabello.
—Para mí la persona que lo hizo tenía la intención de matarte—dijo Andrew como nervioso, y luego miro la mano de Jonathan—que aun tocaba mi cabello—con enojo.
—Bueno, creo que deberíamos dejar descansar a la señorita Anderson—dijo la directora—, dejémosle sola para que duerma un rato más.
Jonathan y Andrew salieron de la enfermería detrás de la directora.
Me acomode en la cama—muy incómoda—de enfermería, pensando en ese hombre que me había… prácticamente atacado. ¿Quién era?, bueno era obvio que era mi “hermano”… como me hubiera gustado ver su rostro.
Pase unos diez minutos pensando en eso, mientras mis ojos cada vez se hacían más pesados por lo que cuando sentí unos labios sobre los míos me sorprendí abriendo los ojos de golpe.
Era Andrew que me miraba con ternura mezclada con preocupación: —Mi madre está loca si cree que te dejare sola—dijo el en un susurro acariciando mi mejilla.
— ¿No sabe que estas aquí?—dije medio sonriendo y el negó.
Le mire a los ojos de nuevo viendo la preocupación reluciendo:—Ya no te preocupes, no me paso nada.
—Como me conoces, pero igual me preocupas no quiero perderte—dijo para darme un beso en la frente.
—No me perderás—dije cerrando los ojos—, lo único que me tiene pensando es ¿Por qué tanta preocupación? ¿Qué hacia tu mama aquí?
Él me sonrió, aunque la alegría no llego a sus ojos:—Tú serás en un futuro quien vele por la seguridad y por el secreto de nuestro mundo, o sea del mundo extraño que te está rodeando y que te ha cambiado la vida por completo.
Yo lo miraba confundida, ¿Cómo que yo velaría por este mundo mitológico?, eso era una locura. De pronto sentí como un peso gigante caía sobre mis hombros.
—Espera un momento, ¿Cómo que yo…?—el coloco un dedo sobre mis labios.
—Es que como la protectora de las piedras, debes proteger también este extraño mundo mi vida, pero ya no hablemos de eso porque debes descansar—dijo el en un susurro confortador.
Andrew estuvo todo el tiempo conmigo, susurrándome hermosas palabras y besando mis mejillas hasta que me quede dormida al fin.
***
El tiempo en el instituto pasó con rapidez, desde el accidente en la ciudad ya habían pasado al menos tres semanas y estábamos en el mes de noviembre.
Andrew y yo éramos totalmente inseparables, Peter también siempre estaba conmigo sobre todo cuando lo necesitaba—así fueran tonterías—, pero su “amistad” con Mary fue creciendo. Yo me alegraba por él.
Claudia seguía feliz con Víctor y gracias al cielo a este no le veía más seguido de lo necesario.
Nos estábamos preparándonos para los exámenes de este trimestre, y luego cuando llegara diciembre vendrían las vacaciones de invierno… tendríamos unas pequeñas vacaciones, como toda escuela.
La directora todavía no me había vuelto a decirme sobre buscar las piedras—faltaban la del sol, fuego y tierra—, y solo imaginaba que era porque aun el padre de Andrew—que no sé cómo se llama—no las había localizado aun.
Y Jonathan, bueno seguía siendo el.
A veces era un chico tierno y otras veces era tan reacio a mostrar lo que sentía o pensaba que se volvía pesado.
Pero aquí estábamos, en otra case de criaturas mitológicas.
—Rebeca, ¿me estas prestando atención?—dijo con su típico tono de reprobación.
—Oh lo siento, siempre me pasa esto—dije para luego apretar los labios y callarme.
— ¡Rebeca últimamente estas en otro mundo!—Grito.
— ¿Qué te pasa? No tienes por qué alterarte, yo solo…
— ¡Te distrajiste de nuevo!—grito interrumpiéndome.
Yo lo miraba sorprendida, nunca lo había visto reaccionar así a mis distracciones.
— ¿Pero qué te sucede?—dije alzando un poco la voz.
El me miraba, su ceño estaba fruncido como si hubiese descargado gran parte de su enojo de una manera que no deseaba.
— ¿Sabes que es lo que pasa?, pasa que desde que estas con el imbécil de tu novio no haces más que pensar en él y distraerte de todo, y no te das cuenta que algún día ese niño te va a hacer daño al igual como se lo hizo a Camila y a muchas otras chicas más.
Sus palabras me molestaron, y ya no me importaba que me gritara ni yo a él.
—Sabes que te puedes quedar con tu opinión, yo sé en qué me meto cuando hago las cosas y por Andrew no te preocupes que yo se me cuidar sola.
—Si te puedes cuidar sola, y por eso es que te tropiezas y te fracturas, y un hombre que no tenemos la menor idea de quien es te está buscando.
—Eso no es tu asunto, eso me recuerda ¿por qué siempre te apareces cuando me pasa algo?—cada vez aumentábamos más el tono de voz.
—Pues porque alguien debe preocuparse por ti.
—Para eso tengo a mis padres y a Andrew—dije recalcando el nombre de mi novio. Mientras le decía eso, tome mis cosas para irme—. Como me alegro de que los exámenes hayan empezado y que estas tontas clases contigo se suspendan.
Y sin dejar que me contestara salí del salón a toda prisa.
Nadie me había enojado tanto desde que Andrew me había dejado de fastidiar, claro ya no me fastidiaba porque nos queríamos.
— ¿Qué le pasa a ese tipo?—me dije a mi misma pensando en Jonathan.
Mientras caminaba hacia mi habitación—enojada—, me encontré con mi querido amigo.
—Hola linda—dijo Peter abrazándome fuerte.
—Hola—sonreí a medias.
Peter me miro detenidamente luego de mi seco saludo: — ¿Qué te sucede?, te conozco muy bien para saber que estás enojada.
—Tienes razón, estoy tan enfadada que podría ir pateando todo—dije sonriendo sarcásticamente.
Seguí caminando, esta vez con Peter a mi lado por lo que entrelace mi brazo al suyo
—Lo que pasa es que odio que se metan en mi vida, me refiero a personas que no me conocen bien. A mí no me importa que tú me regañes por algo que he hecho o vaya a hacer, ni Andrew pero…
—Espera, ¿Quién te molestó?—dijo Peter con algo de humor.
—Jonathan—dije frunciendo el ceño—, ese imbécil.
Peter se rio de lo que dije:—Sabes que creo que ahí pasa algo, él no se metería porque sí.
— ¿Me vas a decir que ahora lo conoces mejor que yo?—dije con una media sonrisa.
—No, pero he visto cómo te mira y como te trata a veces.
— ¿A qué te refieres con eso?—dije levantando una ceja.
—Pues que tú debes gustarle.
Que me dijera eso me sorprendió. Sé que a veces soy un poco distraída pero creo que soy capaz de notar cuando le atraigo a alguien ¿o no?
Esos tipos de tema me incomodaban, por lo que me fui por otro mejor.
— ¿Así como tú a Mary?—dije y provoque que Peter se sonrojara, se veía adorable.
—Yo… yo no le gusto, solo somos… ¿amigos?—dijo el titubeante.
—Claro Peter, como digas—dije antes de reírme un poco.
Ya estábamos en la puerta de mi habitación. Cuando entre me encontré con Claudia que estaba sentada en su cama usando su laptop.
—Hola Claudia—saludamos al unísono Peter y yo aunque con diferente entusiasmo.
—Hola Rebeca—dijo ella sonriendo y luego borro la sonrisa—, Peter.
—Bueno me voy de aquí antes de que me ataquen, adiós linda—dijo con Peter con humor, aunque lo decía enserio, el me dio un beso en la frente y salió por la puerta de la habitación.
Me acomode en mi cama para ponerme a estudiar, lo exámenes seria dentro de una semanas más o menos, y con tantas cosas que habían pasado la verdad si estaba un poco distraída, aunque nunca se lo aceptaría a Jonathan.
Abrí mi libro de cálculo, sin poder entender lo que leía pensando en el tonto de Jonathan y su reacción.

No hay comentarios:
Publicar un comentario