martes, 15 de noviembre de 2011

Capitulo 5 - Cena Formal; Reino Futuro Rosenz

Sentí como poco a poco despertaba. A mi lado la cama se hundió, imagine quien podría ser por lo que abrí los ojos lentamente para poder acostumbrarme a la poca claridad que entraba.

Mi mirada estaba puesta en la ventada que me dio una estupenda vista del cielo coloreado de naranja de Rosenz que ahora estaba en un tono obscuro.

Suspire, aunque todo fuera hermoso aun extrañaba a mi familia: —Hola cariño—dijo la voz de Andrew a mi lado.

Levante la mirada y vi su sonrisa que inmediatamente le dio vida a la a: —Hola—dije con voz pastosa.

Con sus dedos peino mi cabello: —Ya era hora de que despertaras.

— ¿Qué hora se supone que es? —me senté en la cama.

—No tengo la menor idea, pero muero de hambre—y como si la palabra “hambre” hubiese activado mi estómago, este rugió.

—Lo mismo digo—me levante de mi cama y busque mi maleta que aún estaban en la puerta.

Lleve una hasta la cama y saque de ella las cosas de aseo personal. Luego camine hasta el baño para lavar mis dientes y cara, luego cepillar mi cabello.

Salí del baño y sonreí a Andrew: —Vamos a ver si encontramos un lugar donde se pueda comer.

—Tardaremos años en recorrer todo este lugar—dijo levantándose de la cama—, moriremos de hambre primero.

Reí un poco mientras abría la puerta y saa con Andrew pisándome los talones. Tome de la mano a Andrew: — ¿A dónde vamos? —dijo el mirando de derecha a izquierda.

—Creo que cuando vinimos para acá vi un comedor en el pasillo—le mire.

—Entonces, comprobémoslo—dijo el sonriendo y empezando a caminar llevándome con el de la mano por donde más temprano haamos venido.

Caminamos unos minutos en silencio mientras veíamos las puertas que se abrían a cada uno de nuestros lados. Ya casi llegando al final del pasillo—desde aquí se podía ver el inicio de la escalera—vimos una puerta abierta donde estaba un comedor.

Nos asomamos a ver si haa alguien o algo. En el centro de la habitación haa una enorme mesa alargada en cada extremo una silla y diez más a cada lado. Todos de madera de un color intenso y brillante.

En el techo una lámpara elegante parecida a la del salón del piano. Haa un par de plantas en las esquinas y en el centro de la pared a nuestra derecha una puerta doble de madera con dos ventanillas circulares.

Jale a Andrew adentro del lugar y lo guié hasta la puerta. Me asome en la primera ventanilla y Andrew me imito asomándose en la otra.

Al otro lado haa una enorme cocina de paredes blancas y miles de objetos plateados y brillantes. Los cocineros y ayudantes caminaban como atareados y entre ellos pude distinguir a la directora.

—Mamá—susurro Andrew y sin decir más entro a la cocina.

— ¡Espera! —exclame en un susurro que el ignoro. Suspire y fui detrás de él.

—Mamá, morimos de hambre—dijo el en forma de saludo y señalándome a sus espaldas.

La señora Copelan volteo enseguida y recibió a su hijo con una media sonrisa, se quitó los lentes y se acercó. En su mano llevaba una pequeña libreta: —Justo a ustedes los iba a buscar—dijo con un tono extraño.

Camine un poco más y me puse a un lado de Andrew, le mire de reojo viendo como arqueaba una de sus cejas: — ¿Qué se te ofrece? —dijo en tono Cortez.

—Solo quería informarles que esta noche habrá una cena formal—dijo observando la libreta en sus manos—, quiero que estén puntuales a las nueve de la noche en este mismo comedor.

—Claro, ¿a qué se debe la cena? —pregunto Andrew como si el hecho no le sorprendiera—y podrías decirme ¿Qué hora es?

—Ya luego se enteraran y por favor infórmenle al joven Jonathan—nos miró de reojo y rio bajo—, son las cuatro.

Sin decir nada más la señora Copelan nos dio la espalda y caminó hacia uno de los cocineros: —Espera madre, no esperare a la cena para comer…

Allá hay un poco de fruta—señalo una mesa del centro de la enorme cocina—, tomen lo que quieran y alístense para la cena… recuerden que es formal.

Andrew asintió con una sonrisaaunque la directora no vio ese gesto—y camino hasta la fruta tomando un par de manzanas, luego se acercó a mí.

— ¿Quieres esto… u otra cosa? —me ofreció una manzana y mordió la suya.

Así está bien—tome la manzana y le mordí.

Caminamos fuera de la cocina y el comedor quedando de nuevo en el pasillo: — ¿Qué hacemos?, aún hay tiempo como para arreglarnos para la cena—dijo Andrew antes de morder de nuevo su manzana.

—Pues podríamos conocer el jardín, lo poco que vi de él me encanto…—en ese momento escuchamos un grito eufórico que venia del piso de abajo.

Mire a Andrew y le jale para que me siguiera. Baje las escaleras sin prisa y cuando llegue vi a Jonathan parado en la puerta de entrada con una chica rubia colgada de su cuello. Sonreí por la escena.

—No puedo creer que seas tú—decía Jonathan que ahora abrazaba a la chica por la cintura— ¿Qué haces aquí?

Ella le miro con dulzura: —Pues trabajo aquí, y obviamente ya sé qué haces tú aquí—dijo ella antes de reírse—, eres como un héroe… ¡todos lo que te conocen hablan del gran dragón!

La sonrisa de la cara de Jonathan se descompuso en ese momento y dejo de abrazar a la chica: — ¿Gran dragón?, por favor… ni siquiera me puedo controlar—susurro y se recostó a la puerta.

—Pero que pesimista, ya podrás hacerlo—dijo ella, parecía ser muy alegre—. Además a nadie le importa, de todas maneras ayudaste a salvar nuestro mundo—se le oía fascinada.

No pude evitar dejar escapar una risita, y fue cuando Jonathan descubrió que prácticamente le espiábamos. Nos miró serio y luego frunció el ceño: —Rebeca, ¿desde cuándo están ahí? —me hablo directamente a mí.

Yo estaba de buen humor, y ni él lo arruinaa: —Pues lo suficiente, gran dragón—dije en tono burlón y me reí bajo. Pude notar como Jonathan se sonrojó.

Vi a la chica de reojo que me miraba curiosa y sonreía. Camine hasta ella y le ofrecí mi mano libre: —Es un placer, soy Rebeca Anderson. Y él—señale a Andrew que vino hasta nosotras—, es mi novio Andrew Copelan.

Ella estrecho mi mano y luego la de Andrew: —O sea que tú salvaste Rosenz al igual que tú—señalo a Andrew de último y le miro—y además eres el hijo de Roisín y Domhnal…

Andrew asintió divertido: —Así es, ¿y tú eres…?—pregunto y mordió su manzana.

—Soy Samantha Larsom, trabajo aquí… ya saben mantenimiento y esas cosas—Samantha sonrió y camino hasta Jonathan que aún se recostaba a la puerta—, pueden llamarme Sam ¿verdad Jon?

Jonathan vio a la chica que se colgó de su brazo y le sonrió. “Wow, la chica tiene un record por hacer sonreír a Jonathan más de dos veces”, pensé y sin poder contenerme reí un poco.

— ¿Y cómo se conocen? —pregunté luego de controlar mi risa.

Jonathan me miro y abrió la boca para hablar, pero Sam le interrumpió: —Estudiamos juntos, siempre fuimos muy buenos amigos… compartíamos todo—dijo ella dejando a entender muchas cosas—. Teníamos ya un tiempo sin vernos.

—O sea que este es el reencuentro—dijo Andrew que terminaba su manzana, la a estaba casi intacta.

—Pues que alegría que tan buenos amigos se reencuentren—mordí mi manzana.

Jonathan carraspeo encontrando el doble sentido de todo: — ¿Qué hacen por aquí? —me miro de reojo.

—Pues escuchamos el saludo de Sam—Andrew rió—, por suerte te encontramos… mamá dijo que habrá una cena formal esta noche a las nueve y quiere que estemos listos y puntuales en el primer comedor subiendo estas escaleras.

Jonathan asintió: —Gracias por la información.

Mire de reojo a Andrew: —Lo dejaremos a solas, seguro tienen mucho que contarse—dije antes de despedirme con un gesto de la mano y caminar escalera arriba con mi novio.



***

Eran casi las nueve. Era sorprendente ver el cielo de este lugar, que ahora era totalmente obscuro con ciertos pincelazos de ese naranja que de día le pintaba.

Estaba casi lista y por suerte no tuve que escoger mucho lo que me pondría esta noche.

En la tarde cuando volví a mi habitación para arreglarme, encontré sobre la cama una caja blanca con un vestido color hueso que me recordaba las imágenes griegas. Por suerte solo era hasta la rodilla.

Recogí mi cabello en un moño flojo, dejando escapar ciertos cabellos ondulados. Luego me puse unas zapatillas muy parecidas al color del vestido.

Me di un vistazo en el espejo del baño y cuando estaba dispuesta a salir para ir al comedor alguien toco la puerta.

Abrí encontrando a Andrew con un hermoso traje negro y camisa del mismo color de mi vestido.

Me dio un casto beso en los labios y me tomo de la mano: —Estas hermosa—susurro y me guió al comedor.

Cuando entramos las personas presentes estaban de pie a un lado de sus sillas: —Bienvenidos—dijo la madre de Andrew con un fuerte tono de voz. Ella sonreía y estaba en el extremo de la mesa.

Al lado derecho de la señora Copelan estaba su esposo, a su lado izquierdo estaba Brannagh.

A un lado de Brannagh estaba Udjat con Samantha—la amiga de Jonathan, que por cierto estaba a su lado—y los asientos frente a ellos estaban libres.

El resto de las personas eran desconocidas, o al menos para mí.

Andrew y yo caminamos hasta los únicos asientos libres aun lado del señor Copelan, quien nos sonreía eufórico.

Nadie hablaba demasiado, de vez en cuando se oía uno que otro susurro.

Sirvieron la cena, una especie de pollo al que llamaban Gordon Blue que estaba delicioso y dos copas, una de agua y la otra de vino tinto.

Cuando ya todos haan terminado de comer la señora Copelan hizo sonar su copa con una pequeña cucharilla.

Todos pusieron su atención en ella.

Mire de reojo a Andrew que se veía tan confundido como yo: —Buenas noches queridos amigos—dijo ella alegre—, sé muy bien que la mayoría sabe el porqué de esta cena, pero el cortejado no lo sabe.

En ese momento los ancianos del concejo se pusieron de pie: —Les presento a mi hijo—Andrew me miro confundido—, el futuro heredero al puesto en el consejo…

Abrí mis ojos como platos.

El resto de las personas se levantaron y el comedor se inundó en aplausos. Mire a Andrew de reojo y este sin querer haa derramado la copa de vino.

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