Era viernes por la tarde, ya había terminado las clases y caminaba camino a mi habitación junto con Peter contándole lo que había pasado el día de ayer.
—Entonces… ¿crees que Jonathan podría ser tu “hermano?—dijo el mirándome confundido.
—Podría—dije yo encogiéndome de hombros.
— ¿Y lo crees, porque al tocarlo sentiste la misma sensación que sientes al tocar a Andrew?—decía el repitiendo lo que ya había dicho en forma de pregunta.
Obviamente, Peter sabía muy bien todo lo que pasaba entre Andrew y yo, ya que era mi mejor amigo y fue una buena manera de saber que yo no le gustaba ya que no vi reacción de celos.
Eso era bueno, no quería hacer sufrir a nadie y menos a Peter por no poder corresponderle.
—Ya te lo dije, ayer los toque a ambos, a Jonathan en su espalda y a Andrew simplemente de la mano y ambos me transmitieron la misma sensación… no puede ser solo una coincidencia.
—Tienes razón, ¿y cómo lo puedes averiguar?
—Pues conociendo mejor a Jonathan, no encuentro otra solución—dije pensando—, y tendré que esperar hasta el martes que viene—dije y luego sonreí.
— ¿Qué harás este fin de semana?—me pregunto mientras llegábamos a la puerta de mi habitación.
—En realidad no sé, en la noche cenare con Andrew pero el resto no sé qué haré—me explique.
—Tal vez podamos hacer algo, claro si quieres le dices a Andrew.
—Como quieras, ¿nos vemos mañana?—dije abriendo la puerta.
—Claro, ah una advertencia… cuando entres no te sorprendas—dijo señalando la puerta de mi habitación y luego estallar en carcajadas.
—Estás un poco loco—le grite mientras se alejaba.
Cuando ya se había ido Peter entre a mi cuarto preguntándome ¿Qué habrá querido decir con eso?
En ese momento lo supe ya que encontré a Víctor sobre Claudia besándose muy apasionadamente. Me dio tanta vergüenza que mi cara se puso tan o más roja que un tomate.
Ellos obviamente me habían escuchado pero al parecer no fue suficiente razón para que pararan.
—Eh, ¿podrían dejar de hacer eso?, es incómodo—dije poniendo mis cosas a un lado de mi cama.
Víctor con una sonrisa engreída volteo la mirada para verme:—Disculpa si te incomoda, pero estamos tan entretenidos que…
—Basta Víctor—dijo Claudia maniobrando para salir de debajo de Víctor.
—Lo siento cariño, solo bromeaba—dijo sentándose junto con ella y luego besar su mejilla.
Observando tan tierna escena desee estar con Andrew, pero tendría que esperar a la cena porque en estos momentos debía estar en práctica—por eso se había ido Peter—de futbol.
—Compañera, vine a hacer el trabajo de biología—dijo Víctor sacándome de mis pensamientos.
Lo vi pararse de la cama tomando la laptop de Claudia y sentándose en el piso: —Y escogiste un viernes de todo el fin de semana—dije medio sonriendo.
—Sí, que crees que gastaría mi sábado o domingo, pues no… así que ven aquí—dijo palmeando el piso a su lado.
Yo me senté junto a él viendo como prendía la computadora y abría el programa para hacer el trabajo: —Hice suficiente por hoy, no se mucho de biología.
—Cada vez noto más que eres el típico chico despreocupado—dije y puse los ojos en blanco—, dame eso.
Le quite la laptop rozando levemente su mano y una sensación que ya había sentido—el día que lo conocí—de desconfianza cruzo por mi cuerpo para luego transformarse en paz.
Retire mi mano inmediatamente. “Ahora sentiría esto con todo el que tocara”, pensé.
Pero si decir nada me puse a trabajar obligando a Víctor a que me ayudara.
***
Era la hora de la cena y pensando en lo que había interrumpido esta tarde decidí ya dejar a Claudia y a Víctor solos—ya habíamos terminado el trabajo—e ir a encontrarme con Andrew en la cafetería.
Cuando entre a la cafetería, le busque con la mirada encontrándolo en el lugar más alejado de la cafetería.
Me acerque a él con una enorme sonrisa que se ensancho más al verle a los ojos, esos hermosos ojos verdes.
—Hola, tengo que contarte unas cosas—dije mientras me sentaba notando que Andrew se había encargado de comprar mucha comida—. ¿Qué es todo esto?
—Lo siento no sabía que querrías para comer—dijo mientras yo ponía los ojos en blanco.
—En fin, debo contarte algo importante.
— ¿Qué será tan importante?—dijo antes de comer un poco de yogurt.
— ¿Tú conoces a Jonathan?—dije y el asintió.
—Sí, es agradable pero muy serio—dijo sin prestar atención a lo que decía.
— ¿Alguna vez te he contado lo que siento a veces cuando te toco?—dije mientras comía.
—No, pero no es necesario ya que también lo siento a veces. Es una sensación agradable ¿sabes?—dijo mientras tomaba mi mano por encima de la mesa.
Eso provoco que la sensación de la que hablaba me envolviera por completo, era paz.
—Andrew, concéntrate… esto enserio es importante—dije aunque no solté su mano y deje la comida aun lado.
—Está bien, sigue con lo que me decías.
—Ayer mientras Jonathan me mostraba el tatuaje o marca, como le quieras llamar, de los dragones… me llamo mucho la atención y por eso le toque y sentí la misma sensación que me envuelve al tocarte a ti.
Andrew frunció el ceño entendiendo lo que le quería decir: —O sea que su alma es conocida por la tuya—dijo el al fin serio—, eso quiere decir que tu alma y la de él están conectadas de alguna manera.
—Sí y lo primero que vino a mi mente es… ¿será mi hermano?
— ¿Crees eso?
—La verdad no lo sé ya que después volvió a pasar pero con Víctor… el novio de Claudia.
—Eso sí que es extraño—dijo pensativo—sobre todo porque ya le conocías y no habías sentido… ¿o sí?
—La verdad el día que lo conocí sentí algo, pero no es la misma sensación es como desconfianza pero esta vez de desconfianza paso a paz o algo así—me explique—. No sé qué pensar sobre esto ya que no conozco mucho sobre lo que está pasando, hasta llegue a pensar que esto lo sentiría con cualquiera, pero no es así ya que con Peter no me pasa.
—Si tienes razón, ya averiguaremos que es.
—Sabes que, dejemos ese tema para después y disfrutemos nuestra compañía—luego sonreí y el me correspondió.
Y luego de eso terminamos de cenar hablando de algo que no tenía nada que ver con lo extraño de nuestras vidas.
Esa noche después de cenar Andrew y yo pasamos un rato más juntos en mi habitación—un tiempo nos besamos y tuvimos más recuerdos—y luego él se fue para el toque de queda. Cuando estábamos ahí Claudia ya se había ido con Víctor, ya que últimamente se escapaba y no creo que sea para jugar.
Claudia nunca volvió y yo me acosté a dormir sin saber nada de ella.
***
Unos golpes en mi puerta me despertaron y sin evitarlo mire el reloj de la mesita de noche que marcaba las nueve de la mañana.
Antes de pararme me desperece y luego me pare dirigiéndome a la puerta.
Cuando abrí sentí una sensación de deja vú viendo parada frente a mí a la directora y detrás de ella un muy sonriente Andrew.
—Me permite unos segundos—dije con la voz pastosa.
Cerré la puerta pensando “¿y ahora qué?”. Fui al baño y me lave los dientes y la cara y luego cepille mi cabello en tiempo record.
Luego corriendo fui a la puerta encontrándome de nuevo a la directora y a mi querido Andrew.
— ¿En qué le puedo ayudar?—dije sonriente.
—Rebeca, hoy tienes que empezar tu trabajo—dijo mirándome por encima de sus lentes.
— ¿Trabajo?—dije confundida.
—Hay que buscar las piedras amor—explico Andrew.
La directora le miro como analizándolo al escuchar la palabra amor salir de su boca, como si no supiera nada de nosotros… aunque si sabía mucho de nosotros.
— ¿Y dónde buscaremos?
—Donde la localizo el padre de Andrew—dijo la directora dándome un papel con una dirección que yo no comprendía, ya que no conocía mucho de España.
—Es una especie de bosque, y la segunda es un lugar desierto—dijo Andrew acercándose a mí para señalarlas.
—Veo que su relación de amistad ha mejorado desde la última vez que estuve aquí—dijo ella y yo me ruborice.
—Claro—respondió Andrew sonriendo de nuevo.
—Como sea, señorita Anderson prepárese porque uno de mis ayudantes los llevara—dijo ella marchándose y dejándonos a Andrew y a mi solos.
Yo entre y detrás de mí Andrew cerrando la puerta. Yo fui a mi armario donde escogí ropa un poco abrigadora ya que estaba haciendo frio y entre al baño todavía con una sensación de deja vú.
Cuando ya estuve vestida salí del baño encontrando a Andrew acostado medio dormido en mi cama.
Me acerque a él con cuidado de no hacer ruido y me senté a su lado.
— ¿Qué hiciste anoche que tienes tanto sueño?—dije mientras el bostezaba haciendo una enorme o con su boca.
—Solo pensar en ti—dijo el con sus ojos cerrado pero sonriendo.
Yo feliz como me sentía al estar con él me acerque y le di un leve beso en los labios.
—Ahora que lo pienso, ya tu y yo no peleamos como antes, tu mamá tiene razón en decir que nuestra relación de “amigos” mejoro.
—Eso es porque peleábamos por celos—dijo el incorporándose—. Bueno tenemos que irnos.
Andrew me tomo de la mano y guiándome me saco del edificio donde un hombre joven como de unos veinticinco años, de la misma altura de Andrew rubio de ojos tan verdes como los de Andrew nos esperaba.
—Hola Raimundo—saludo Andrew—, ella es Rebeca—yo asentí en forma de saludo.
—Hola, yo los llevare hoy a donde tengan que ir—dijo el hombre de voz gruesa señalando la salida del instituto donde un auto negro estaba estacionado.
Caminamos detrás de Raimundo que nos abrió la puerta trasera del auto para que entráramos.
Hacía mucho frio y Andrew me abrazo notando que me frotaba los brazos: — ¿A dónde vamos?—dijo Raimundo
—Esta es la dirección—le dijo Andrew mostrándole el papel.
Raimundo encendió el auto y tomo un camino por la ciudad que en pocos minutos nos llevó a una carretera desierta donde se podía ver muchos árboles.
—Chicos, ¿entonces buscaran las piedras?—dijo Raimundo acabando con el silencio.
Yo no sabía si debía compartir esa información con él ya que no le conocía mucho pero al parecer a Andrew no le importaba.
—Sí, pero no puedes decir nada a nadie sabes que Rebeca debe protegerlas.
—Oh claro, no te preocupes Rebeca el secreto está guardado—dijo dejándome ver su sonrisa por el retrovisor—. De todas maneras debo estar enterado ya que por alguna razón me asignaron a llevarles a ustedes a los lugares que tu padre le indicara a tu madre Andrew.
—Seguro te asignaron porque eres la persona más de confianza para mis padres.
Mientras ellos conversaban yo me deleitaba con la vista que tenía por la ventana del auto, eran puros arboles lo sé pero tenía más de un mes en el internado y creo aunque de verdad nunca lo supe que ya tenía ganas de ser libre por un rato.
La carretera de pavimento la dejamos atrás cuando Raimundo cruzo a la derecha adentrándose al bosque por un camino de tierra.
—Ya llegamos—dijo Raimundo—. Ten esto Andrew.
Andrew tomo lo que fuera que le diera Raimundo, pude notar que era un teléfono celular.
— ¿Para qué es esto?—Dijo Andrew—, yo tengo el mío.
—No lo sé, tu madre me lo dio para ti.
—No lo necesito, gracias—dijo entregando el teléfono celular—, tengo el mío y Rebeca el suyo ¿cierto?
—Si—respondí sintiendo que sería necesario ese teléfono pero no le di importancia y me baje del auto junto con Andrew.
—Estaré aquí en cuanto me llamen, ¿tienes mi número?—pregunto Raimundo a Andrew por la ventanilla del auto.
—Sí, no te preocupes tanto—dijo Andrew despidiéndose con un gesto de la mano.
Luego de eso Raimundo se fue por el lugar de donde habíamos venido juntos.
Andrew y yo tomados de la mano nos adentramos un poco más al bosque, fuimos en una sola dirección para no perdernos porque sería patético de nuestra parte.
Sin saber que rayos estaba buscando mire el lugar detallándolo, la arena estaba lodosa por la humedad por esos nuestros zapatos de pegaban en el lodo. Había muchos árboles de muchos tipos de los cuales no sabía sus nombres.
Tuvimos mucho tiempo caminando y ya me estaba desesperando por lo que solté la mano de Andrew: —sabes que creo que deberíamos buscar cada quien por su lado.
— ¿Segura?—dijo el mirándome sorprendido—. No quiero que ninguno se pierda en este enorme lugar.
—No nos perderemos, además si seguimos juntos no encontraremos absolutamente nada.
—Está bien como tú quieras, yo iré por la derecha y tú por la izquierda y si en diez minutos no conseguimos nada nos volvemos a encontrar aquí ¿está bien?
—Claro—dije con una media sonrisa.
El me dio la espalda y lo vi irse como titubeante, podía ver en sus movimientos que no estaba seguro es irse solo.
Pero en fin, yo también tome mi camino.
Estaba caminando sin cuidado y tropezando demasiado, y es que a decir verdad quería salir de este lugar… encontrar la piedra y salir del bosque.
Mientras más me adentraba al bosque note que a mi izquierda había una especie de camino muy empinado y lo tome como guía para no perderme.
Con lo que no conté es que ese camino empinado seria el infierno para mí, ya que más adelante unas estúpidas raíces levantadas en el suelo—que no note por andar sin cuidado—me hicieron tropezar.
Rodé cuesta abajo por el camino empinado cosa que me hizo saber que era un camino largo. Me golpee con algunas cosas que imagine que serían rocas ya que ¿Qué más abría en este lugar con lo que me pudiera hacer daño?
Aunque me pareció infinito, llego el momento en que deje de rodar, y fue cuando sentí el horrible y fuerte dolor que tenía en el pie con el que había tropezado.
Tenía dolores en ciertas partes del cuerpo pero el del pie los sobrepasaba todos.
Intente pararme y apoyar el pie, podía caminar pero con el pie así… ¿Cómo subiría esta maldita colina casi totalmente empinada?

No hay comentarios:
Publicar un comentario