sábado, 29 de octubre de 2011

Capítulo 21 - Una mirada a las imágenes.

Dos semanas en mi habitación, que habían pasado excesivamente lentas. Dos semanas en las que había tratado de averiguar que podría hacer con las piedras que no provocara desastres ni dolor.
Por suerte no me perdería el único fin de semana libre del mes donde podríamos salir a la ciudad por la tarde.
Andrew y Peter estuvieron mimándome por estas dos semanas estando en mi habitación en todos sus tiempos libres.
Claudia dejo de fugarse por las noches por lo que se dio cuenta de que Andrew venia cuando ella se fugaba, pero eso no le importó a él y siguió viniendo para estar conmigo.
Solo faltaba un día para poder salir de mi habitación y también para el fin de semana libre. Me sentía emocionada por ambas cosas ya que Andrew prometió que haríamos algo divertido a pesar del frio que estaba haciendo.
Estábamos casi a final de octubre, por lo que la mayoría del tiempo tenía que usar pantalones largos y suéteres ya que no estaba acostumbrada a este clima.
Jonathan había venido todos los martes y jueves para darme la clase de criaturas míticas, tuve curiosidad de preguntarle si sabía algo sobre nuestras almas pero nunca me dio la oportunidad ni de preguntar mientras me enseñaba cosas de elfos, vampiros y más criaturas.
Era de mañana y estaba encerrada en mi habitación deseando que este día pasara tan rápido que ni lo notara para mañana poder salir con Andrew.
Ya casi era la hora del almuerzo por lo que supe que dentro de un rato Peter o Andrew—O ambos—vendría a traerme el almuerzo y acompañarme.
Me levante de mi cama y me puse unos jeans oscuros con un suéter cuello de tortuga azul celeste, todavía tenía puesta mi piedra de la luna y la del viento descansaba sobre la mesita de noche.
Me acomode la tobillera—que ya no hacía falta por que no sentía dolor—que tendría hasta mañana. Me senté sobre mi cama para peinarme el cabello cuando sentí que llamaban a la puerta.
Sonriente esperando que fuera Peter o Andrew lo deje entrar: —Está abierto—pero para mi sorpresa quien entro fue Jonathan.
Él se acercó un poco y se quedó parado al pie de mi cama. Me miraba como si no estuviera seguro de estar aquí. 
—Hoy no tenemos clases—dije volviendo a peinar mi cabello.
—Lo sé, solo vine a preguntar cómo estas—dijo para después apretar sus labios de tal manera que se volvieron una línea.
—Las dos semanas has venido y me has visto, ¿y ahora preguntas como estoy?—dije levantando las cejas.
—Es que venía como tu tutor, no como tu amigo—dijo sentándose en la esquina de la cama más alejada de mí.
— ¿Somos amigos?—Dije sarcástica el solo me miro—, pensé que eras demasiado serio para eso.
Él puso los ojos en blanco y yo le ignore por un momento tratando de recordar las preguntas que le haría.
— ¿Por qué fuiste a buscarme al bosque hace dos semanas?—pregunte cuando lo vi note que le había sacado de sus pensamientos.
—Porque me preocupe—dijo el como si fuera solo por eso.
Me levante de la cama para poner el cepillo en el baño pasándole a un lado a Jonathan. No sé si fueron ideas mías pero me evitos, evito el roce que inevitablemente le daría al pasar a su lado.
Le mire de reojo y había vuelto a la misma posición.
En eso escuche unos golpes en la puerta: —Adelante—grité.
Y entraron a los que esperaba desde un principio. Andrew y Peter traían una bandeja de comida para mí.
Y de nuevo note algo extraño, Jonathan saludo a Peter pero no a Andrew en vez de eso lo miraba un poco ¿enojado?, lo pase por alto y fui a saludar. Abrace a Peter con mucho cariño y luego me acerque a Andrew para darle un beso en la mejilla pero el volteo la cara y me beso los labios, cosa a la que no le di importancia.
—Te trajimos una hamburguesa—dijo Andrew llevándome a la cama para que me sentara y Peter puso la bandeja con la hamburguesa en mis piernas.
—Gracia—sonreí.
—Bueno… yo me voy—dijo Jonathan parándose de la cama—, nos vemos después Rebeca—y se marchó rápidamente.
Mire la puerta disgustada como si él estuviera ahí, “¿Qué le pasa a ese chico?”, pensé.
— ¿Qué hacía aquí él?—dijo Andrew.
—No sé, dijo que vino a ver como estaba.
—Pero vino ayer—dijo el sentándose a mi lado, se veía disgustado—, ayer supo que estabas bien.
—Qué más da, ya se fue ¿no?—dijo Peter.
—Cierto—dije mirando a Andrew, también estaba un poco extraño.
No dije más nada y empecé a morder mi hamburguesa.

***

Luego de que termine de almorzar, Peter se fue temprano porque tenía clases y como era de esperarse Andrew no le importó y se quedó un rato más conmigo. Ahora estábamos solos.
Él se acercó a mí y me quito la bandeja de las piernas y la puso en el suelo para luego obligarme a acostarme.
—Andrew, no estoy enferma y mi tobillo ya está bien—dije aunque de todas maneras me acosté—, no tienes por qué mimarme tanto.
—Lo sé, pero quiero hacerlo—dijo sentándose más cerca de mí.
—Andrew, ¿Por qué te enojaste cuando Jonathan se fue?
—Te diste cuenta, ¿cierto?—sonrió ligeramente.
—Claro—espere a que respondiera mi pregunta.
Antes de contestar me pidió un espacio a mi lado, luego de moverme se acostó y tomo mi mano.
—Cuando llegue que lo vi en la habitación, obviamente estaban ustedes dos solos… por alguna razón me molesto—dijo mirando el techo—. Nunca me ha pasado esto, la mayoría de las chicas con las que he estado no me importaron mucho que digamos, tú has sido y serás la más importante.
Volteo su cara y quedamos frente a frente separados por unos pocos centímetros: —Me estas queriendo decir ¿Qué te pusiste celoso?—dije en un susurro.
—Creo que si—se sonrojó, era la primera vez que el que se sonrojaba era él y no yo.
Verlo así, tan hermoso y ligeramente sonrojado me hizo sonreír, y las ganas de besarle me invadieron.
—No sabes lo lindo que te vez—dije para luego acercarme y besarle.
El beso fue lento y muy tierno, nada comprometedor como en el bosque. El rompió el beso:—No me cae nada bien el tal Jonathan—susurro.
— ¿Pero por qué?—susurre sin separarme de él que tenía su nariz acariciando la mía.
—No lo sé, me da como desconfianza—dijo abriendo sus ojos verdes.
—No seas tonto—le bese de nuevo.
Andrew no fue a ninguna de sus otras clases y se quedó conmigo. La pasamos acostados así como estábamos hablando de cualquier cosa que se nos ocurriera. Pero nunca logre concentrarme en nuestra charla ya que mis pensamientos se iban a lo que Jonathan nos trasmitía a Andrew y a mí.
Yo sentía paz, o eso sentí cuando le toque y Andrew con solo mirarle sentía desconfianza y celos. ¿Que tendrá que ver el alma de Jonathan con las nuestras?, esa era la pregunta que rondaba por mi cabeza.

***

Claudia volvió temprano con todos mis cuadernos llenos de deberes. Andrew aún estaba aquí pero se fue diciendo que volvería en la noche.
Yo sin nada que hacer me puse a hacer mis deberes y Claudia se sentó conmigo para explicarme cálculo. Cuando terminamos se despidió ya que Víctor le esperaba no sé dónde.
Ya era la hora de la cena y antes de que Peter viniera le envié un mensaje.
“No vengas, espérame en la cafetería”. El solo respondió un okey y por eso me puse unos tenis para salir de la habitación.
Camine hasta la cafetería del edificio Julieth y antes de entrar me encontré con un muy sonriente Peter.
—Decidiste salir—dijo pasándome el brazo por los hombros.
—Sí, ya estaba cansada de estar ahí y ya no me duele el tobillo—dije mientras abría la puerta.
No note quien estaba y quien no estaba en el lugar, simplemente camine hasta donde vendían la comida.
Mientras Peter pidió una hamburguesa, yo pedí algo más ligero, un sándwich y una botella de jugo de naranja, cuando me voltee y me encamine a la mesa vi algo que me partió el corazón.
Camila tenía a Andrew agarrado del brazo, y aunque Andrew jalaba un poco para que le soltara ella se acercó más y le beso. El no respondió al beso y por eso ella le susurro algo al oído que me hubiera gustado saber que fue, ya que eso provoco que él le besara de manera exagerada.
Se me humedecieron los ojos, y aunque mi cerebro me decía que algo extraño estaba pasando mi corazón se negó a aceptar esa posibilidad.
Peter estaba a mi lado observando la misma escena que yo y antes de salir de ahí susurre:—déjame sola un rato—sabía que me había escuchado y por eso de un momento a otro deje caer mi bandeja y salí corriendo.
Salí del edificio en un abrir y cerrar de ojos, y sin saber a dónde ir corrí sin dirección—no es que fuera a llegar muy lejos, pero en mi habitación no quería estar—. Luego de un par de minutos en mi pie sentí ese dolor punzante igual al que sentí al tropezar con la rama.
Por eso me senté apoyada en una pared de un edificio pero no sabía ni siquiera cual era.
Rompí a llorar, “¿Camila no me va a dejar en paz?”, pensé. Las lágrimas resbalaban por mis mejillas y yo no podía controlarlas.
— ¿Qué haces aquí?—decía alguien acercándose a mí, conocía esa voz pero no me interese en verle a la cara.
— ¿Qué haces aquí?—Volvió a repetir Jonathan sentándose a mi lado—, ¿Por qué lloras?
Al sentarse inmediatamente una ola paz me lleno. Voltee la cara y le mire, estaba preocupado de nuevo. Sin poder evitarlo un sollozo salió como para asegurarle a Jonathan que si lloraba cosa que provoco que él me abrazara como para consolarme.
— ¿Confías en mí?—pregunto en un susurro yo simplemente asentí apoyándome en su hombro—. Entonces dime, ¿Qué te pasa?
Se separó de mí para verme a los ojos y con su mano izquierda limpió mis lágrimas, su mirada era tierna.
Le explique lo que había visto, el beso de Camila y Andrew que me había partido en mil pedacitos el corazón. Él se veía un poco enojado y me volvió a abrazar.
—Aunque me cueste decirte esto, sabes bien que Camila tiene el poder de controlar a los hombre con su voz… es una sirena—se explicó Jonathan.
— ¿Por qué te cuesta decirlo?—dije entrecortadamente.
—Porque yo sé que ese imbécil no te merece—dijo acariciando mi mejilla.
Él se paró de su lugar a mi lado y me ofreció la mano para ayudarme a levantar. Cuando la tome una explosión de imágenes llenaron mi cabeza, y en todas él estaba vestido con ropas antiguas como las de mi sueño.
Ninguna imagen me aseguraba quien era el, solo veía su rostro en diferentes escenarios… no sabía si era mi hermano.
Cuando estuve de pie el retiro inmediatamente la mano como si supiera que yo vi todas las imágenes.
—Sera mejor que vayas a tu habitación—dijo antes de darme un breve beso en la frente y marcharse.
Notando el lugar donde estaba—la biblioteca—, le hice caso y me fui a mi habitación con una pregunta rondando mi cabeza “¿Quién era él? O ¿Quién fue?”, pero obviamente no encontraría pronto la respuesta.
El tobillo no dolía tanto como antes por eso al llegar a mi habitación me puse la tobillera y el pijama y me acosté a dormir pensando en Andrew y las explicaciones que le pediría.

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