sábado, 29 de octubre de 2011

Capítulo 15 - Sorpresas.

Luego de haber desayunado con Andrew me fui a mi habitación y supongo que él se fue a cambiar la ropa del baile que aun tenia puesta.
Sentí nostalgia por ciertos recuerdos de mi familia y San Francisco, por eso cuando llegue—y por suerte no vi a Claudia—, tome la laptop de mi compañera de habitación y me conecte.
Por suerte Jessica estaba conectada y antes de que yo le hablara ella me escribió a mí.
J: “¡Amiga...! ¿Cómo estás?, tengo mucho que no se de ti… tengo tanto que contarte.”
R: “Hola Jessica, estoy bien ¿y tú?, yo también tengo mucho que contar”
J: “Estoy bien, ¿a que no adivinas quien me invito para salir?... nada más y nada menos que Carlos”
R: “Oh por Dios, al fin se decidió el muy tonto”
J: “Pues sí, y no hemos hecho más que besarnos y más. ¿Y qué tienes para contar?
R: “Es que, hay un chico…”
J: “Oh Dios, esto se pondrá interesante ¿cierto?”
R: “Bueno, el siempre esta con la más perra de todas en este instituto diciendo que no son más que amigos. Lo peor es que creo que me gusta o algo más y yo a él también, él me ha robado uno que otro beso pero yo no dejo que pase a más, y es que no quiero ser otra amiga más para el”
J: “Entiendo, y tienes mucha razón pero tampoco puedes dejar que pierda el interés. Amiga debes ser un poco más provocadora con el”
R: “Sabes bien que yo no sé de eso, nunca he tenido novio ni nada por el estilo”
J: “No te preocupes, eso saldrá en el momento justo. Bueno hablamos luego, aunque no quiero tengo mucha tarea”
R: “Esta bien, adiós”
Y ahí se acabó la conversación con Jessica, de verdad la extrañaba. Y eso me recordó a Peter, tenía que hablar con él.
Salí de mi habitación y el primer lugar donde se me ocurrió buscarlo fue en su habitación. Camine un poco hasta llegar a su edificio y sin permiso ni nada llegue a su habitación y abrí la puerta.
—Peter yo…—mis palabras fueron interrumpidas por haber chocado con alguien.
—Hola Rebeca—dijo Andrew.
—Espera, ¿Qué haces aquí?—dije confundida.
—Solo vino a decirme un par de cosas—dijo Peter.
Camine un poco para adentrarme más a la habitación y me senté en el borde de la cama.
— ¿Y bien?—dije, de verdad se había despertado mi curiosidad.
—No es nada, sabes que mejor hablamos después—dijo Andrew entre dientes y luego salió de la habitación provocando un portazo.
No dije nada de inmediato, porque por alguna razón presentí lo que pasaba. Tenía dos opciones: Celos o tareas de mi… protector, todo esto es y seguiría siendo extraño.
—Rebeca—dijo Peter acercándose a mí—, no quiero que me temas.
—Peter, no te puedo temer eres mi amigo—dije con una sonrisa dulce en mi rostro.
El respiro de alivio y me sonrió en respuesta, luego se sentó a mi lado.
—Solo te tengo una pregunta, ¿Eres mi amigo solo por lo que te ata a mí?, eso de protegerme o algo así.
—La verdad, cuando te conocí ni siquiera conocía nada de esto en lo que tu estas envuelta. Por Dios, ¿herencia espiritual?, suena a locura, pero lo peor es que todo es cierto.
—Dímelo a mí, ¿y cómo supiste todo?
—El día que te conocí, Andrew prácticamente me ataco con palabras diciendo que tuviera cuidado que debía cuidarte a como dé lugar, yo pensé que estaba loco. Siempre hemos sido amigos pero nunca lo había visto tan desesperado como ese día.
‘Luego de hablar como un loco, me tomo del brazo y me jalo a la oficina de su madre y ella me explico todo tal y como lo hizo contigo esta mañana’
— ¿Cómo sabes que me lo explicaron esta mañana?—pregunte aunque ya sabía la respuesta.
—Andrew—dijo Peter.
— ¿Y qué hacía aquí?—dije inocente esperando a que me respondiera la verdad.
— ¿La verdad?—asentí—. Está bien, primero me advirtió que no te volviera a besar más nunca en mi vida, y en el momento en que me dijo que me alejara de ti recordó que no puedo.
—O sea que mi plan de anoche sirvió de verdad.
—Más de lo que crees—dijo el serio.
— ¿Qué te sucede?—dije notando su seriedad.
—No es nada importante. ¿Sabes?, todavía hay muchas cosas que tienes que aprender y respuesta que debes buscar respuesta.
Cuando dijo eso, lo primero que sentí fue curiosidad y luego una necesidad de entender todo o que pasaba a mí alrededor ya que sabía que lo que decía Peter era cierto… me faltaba mucho por conocer.

***
Era lunes por la tarde, ya iban dos días consecutivos que no veía a Claudia y gracias al cielo tampoco había visto a Víctor. Iba camino a mi clase de arte recordando que tenía un trabajo que hacer con Andrew para esta semana.
Llegue a la clase y ya Andrew estaba ahí con su silla junto a la mía y preparado o para hablar o para trabajar. En cambio yo, quería tomar el consejo de Jessica y ser provocativa y desinteresada a la vez.
Me senté junto a él sin echarle ni un solo vistazo: —Eh… hola—dijo el acercándose a mí.
Puse ligeramente mi mano en su pecho y lo aleje un poco: —Hola Andrew—sonreí tiernamente y volví a mirar al frente.
—Entonces… haremos a la Gioconda—afirmo.
—Claro—dije un poco cortante.
— ¿Y cuando la haremos?—Dijo un poco alterado—, no creo que aquí.
Suspire ya que sabía que no podría con esto: —Mañana en mi habitación—dije lo más calmada que pude, aunque mi corazón latía a mil por hora.
Él sonrió, como si fuese un niño y le hubieran dado lo que más quería. El resto de la hora nuestro papel se cambió y él también me ignoraba cosa que no me gustó tanto.
Casi todas las chicas de la clase—con las cuales ninguna hablo—estaban a nuestro alrededor por lo que me pare para que solo estuvieran con él. “Rebeca nunca haces nada bien”, pensé.
Me senté lo más alejada del grupo y una chica de lentes que nunca había visto se acercó para sentarse a mi lado.
—No sé qué le pasa a esas chicas—dije refunfuñando.
— ¿En qué mundo vives?—Dijo ella con amabilidad—, obvio todo es por el—señaló a Andrew.
—Claro que es por él, pero ¿Por qué?, tengo tres semanas viniendo a esta clase y nunca había pasado esto—de verdad estaba extrañada.
—Como se ve que no vives pendiente de lo que dicen los demás—dijo ella acomodando sus lentes que se había bajado—, esta mañana antes de entrar a la primera hora de clases Andrew hablo con Camila, más bien le grito que ya no quería nada con ella, que lo que sea que hayan tenido había terminado y jamás volvería a pasar.
Mis ojos se abrieron como platos, no podía creer lo que estaba escuchando.
— ¿Estás hablando enserio?—dije sorprendida.
—Claro, yo estaba en la cafetería. Tengo dos años en esta escuela y nunca había visto a Camila llorar de impotencia y gritando como toda una zorra de novela “me las vas a pagar Andrew Copelan”—dijo haciendo una estupenda imitación del chillido de Camila al hablar.
—Sabes que no me lo puedo terminar de creer.
—Pues créelo, aunque no creo que Andrew este solo mucho tiempo.
— ¿Por qué lo dices?
—Pues porque es el chico más popular de la escuela y como puedes ver, casi todas las chicas están detrás él—se explicó—. Oh lo siento, por estar hablando no me presente, soy Mary.
—Soy Rebeca—en ese momento la detalle mejor. Su cabello era castaño claro y corto por encima de los hombros. Sus lentes la hacían ver muy intelectual, bajo sus gafas sus ojos eran oscuros y al parecer era más baja que yo.
—Bueno, nos vemos luego Rebeca iré a tomar mi clase extracurricular.
— ¿Qué otra clase tomas?
—Periodismo.
Con esas palabras pidiéndole permiso a la profesora, salió cinco minutos antes de que sonara el timbre de salida que me liberaba para reunirme con Peter en la cafetería del edificio Julieth.
Cuando me lo encontré dijimos a la vez: —Supiste lo que paso con Camila—los dos nos carcajeamos y luego nos sentamos a comer unos sándwich.
— ¿Cómo te fue hoy?—pregunto concentrado en su comida.
—Pues bien, sabes que me sorprende no he visto a Claudia desde… bueno desde el sábado.
—Mejor para ti, ella y su estúpido novio querían matarte.
—Claudia no quiso matarme, de lo poco que recuerdo ella le decía a Víctor que me dejara en paz—me estremecí al mencionar su nombre ya que por alguna otra razón a parte de lo del sábado le temía un poco.
—Ese es otro de los trucos mentales de esas garrapatas a las que le dicen vampiros, lo único que quieren es sangre.
—Sabes que, no quiero hablar de esto.
La conversación quedo ahí. Después de comer, Peter me acompaño a mi habitación y luego se fue.
La verdad yo no creía que Claudia me haya querido hacer daño, solo su excéntrico novio.
Me acosté en mi cama a pensar, eran las ocho de la noche y por lo visto Claudia no llegaría hoy tampoco a dormir.
Pasaron las horas y todo lo que me estaba pasando en tan pocos días me estaba abrumando tanto que no me dejaba dormir, vi el reloj y ya había pasado una hora desde que había llegado a mi habitación y no tenía ganas ni de leer. 
En eso escuche un sonido en las puertas que dirigían al balcón. Me pregunte que seria y por eso abrí la puerta y me asome. Vi a Andrew y a Claudia: —Alguien quería visitarte—dijo Andrew.
Este hizo un movimiento de manos con las que salió una especia de brillo azul hacia la pared del edificio de donde salieron muchas ramas—al estilo enredadera—muy gruesas y fuertes.
Claudia y Andrew subieron—escalaron por las ramas que ascendía mientras ellos subían más y más—hasta llegar al balcón.
Claudia me miro un momento sin decir nada y yo la abrace.
— ¿Dónde has estado?—pregunte con verdadera curiosidad.
—Pues, no me permiten acercarme a ti ya que aquí tú eres como una princesa—se explicó y quede más confundida.
— ¿Perdón?
—Claro, todos te cuidan como lo más preciado de este lugar. Por eso estoy en otra habitación hasta que te sientas segura amiga.
—Pero… pero yo no te tengo miedo a ti, a Víctor si un poco pero a ti no.
—No le temas a Víctor, el solo se dejó llevar por la sed.
—Sabes, no quiero saber los detalles.
—Yo quería venir aquí porque… te quería pedir disculpas y pedirte que no me temas.
—ya te dije, yo no te temo—y nos abrazamos de nuevo.
—Chicas, lamento arruinar el momento pero Claudia sabe que no podemos estar mucho tiempo—Dijo Andrew.
—Es cierto—dijo ella dándole la razón a Andrew.
Ellos empezaron a bajar por donde vinieron y yo susurre un “gracias” a Andrew por hacerme este favor.
Luego de eso me acosté de nuevo a pensar, mañana hablaría con la directora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario