sábado, 29 de octubre de 2011

Capítulo 12 - Baile de bienvenida.

Se acercaba la hora del baile y yo me estaba vistiendo para la ocasión, vería a Peter en una hora en el vestíbulo de mi edificio.
Aquí estaba yo peleando con mi cabello para que tomara ondas que parecieran naturales antes de que decidiera dejarlo liso definitivamente.
— ¿Alguien necesita ayuda?—dijo Claudia totalmente arreglada en la puerta del baño, se veía genial.
Con el color negro del vestido su cabello rojizo resaltaba, este estaba recogido en un pequeño moño y dejando caer ciertos mechones alrededor de su rostro. El vestido se ceñía en la parte superior de su cuerpo dejando ver una linda y definida cintura, y por supuesto sus tacones la hacían ver más alta de lo que ya era.
—La verdad, si—dije rindiéndome y dejando mi cabello en sus manos.
Mientras me maquillaba ligeramente de un color que contrastaba con mi vestido purpura Claudia recogía mi cabello en una media cola y ondulaba ligeramente los cabellos que quedaban sueltos—y los de la pequeña cola también—, luego de estar lista fui y me puse el vestido con cuidado para no arruinar el trabajo de Claudia.
Abrimos el closet y con el espejo nuevo de cuerpo completo—que mandaron los padres de Claudia—admiramos nuestros reflejos.
—Nos vemos fantásticas querida—dijo Claudia en un tono divertido.
—Gracias por ayudarme con el cabello—le abrace.
—No hay de qué, pero te diré una de mis reglas, no me gustan muchos los abrazos—dijo sonriendo y lo entendí, luego le correspondí la sonrisa.
Luego de vernos en el espejo de nuevo y estar satisfechas con lo que vimos salimos de la habitación para encontrarnos con nuestras parejas en el vestíbulo.
Cuando bajamos ahí estaba Víctor, y no puedo negar lo guapo que se veía con su traje—y corbata—color negro que hacia resaltar al igual que a Claudia el color pálido de su piel.
—Buenas noches—dijo el con voz seductora mirando a Claudia para luego compartir un beso exageradamente pasional—. Lo siento Rebeca, ¿Cómo estas hoy?
—Muy bien gracias—dije sintiéndome intimidada por alguna razón.
—Bueno nos vemos allá—dijo Claudia—, imagino que el perro de Peter vendrá aquí a buscarte.
—Sí, ya debe estar por llegar—dije y luego se fueron al gimnasio.
En ese momento me pregunte ¿Por qué siempre le decía perro a Peter?, pero no era el momento de averiguarlo ya que mi amigo entraba por la puerta del vestíbulo con un hermoso traje negro que se veía muy bien con sus marcados músculos, y para acompañarlo tenía una corbata del mismo tono de mi vestido.
—Peter estás… wow—no tenía palabras.
—Eso te debería decir yo a ti, está realmente hermosa—dijo mientras me ruborizaba y él sonrió amablemente ofreciéndome su brazo— ¿vamos?
—Por supuesto—dije pasando mi mano por su brazo.
Caminamos a través del instituto para poder llegar al gimnasio, donde ya se escuchaba la ligera música de un vals. Entramos y con miedo a tropezar o pisar a alguien Peter me llevo directamente a la pista de baile donde ya había unas pocas parejas.
—Cada vez bailas mejor—dijo Peter mirándome dulcemente.
— ¿Eso crees?, la verdad siento que en cualquier momento puedo dejar sin pie a alguien.
—Mientras tu pareja sepa bailar, todo estará bien.
La música seguía siendo la misma pero en eso escuchamos decir al DJ—un chico de la clase de arte—que era el momento de cambiar de pareja. Con una mirada de disculpas Peter tomo mi mano y me dio una vuelta para encontrarme con una sonrisa burlona frente a mí que me tomaba para bailar.
—No sabes lo hermosa que te ves—dijo Andrew acercándose a mí.
—Gra…gracias—dije titubeando— ¿Por qué siento que esto del cambio de pareja fue planeado?
—Porque es cierto—dijo sonriendo burlonamente—, quería estar un rato contigo.
—Pensé que querías estar con tu juguetico—dije sin pensarlo.
—No arruines el momento—dije serio.
—Pero es que ya estoy harta de esto, llevo unas pocas semanas aquí y he peleado más contigo que con mi mejor amiga—dije en un susurro—, siempre peleamos.
—Es que siempre metes a Camila en las conversaciones, y eso me saca de mis casillas…
—Y tú siempre mencionas lo buena amiga que soy de Peter, y por cierto eso no me saca de mis casillas—dije imitando su sonrisa de siempre.
— ¿Cómo una chica tan hermosa puede ser tan obstinante a veces?—sonrió.
—Tal vez sea una de mis cualidades.
—O tal vez sean celos—dijo acercándose más, ahí lo aparte.
—Tal vez sea hora de cambiar de pareja—en eso sentí que otra persona me tomaba para bailar, era Víctor.
—Hola querida—dijo un poco serio.
— ¿Porque no bailas con Claudia?—este chico sí que era extraño.
—Ya sabes, cambio de pareja—dijo como excusándose, Se veía un poco incómodo.
En eso se me acerco como para abrazarme y suspiro el aroma de mi perfume para luego hablarme al oído.
—Después de la medianoche, que todos estén hiendo a sus habitaciones te veo en el pasillo para ir a los baños del gimnasio—me sentía hipnotizada, todo lo que me dijera sería capaz de cumplirlo.
— ¿Qué pasara con Claudia?—dije en un susurro.
—No te preocupes por ella, estará ahí—dijo para luego dejarme en el centro de la pista de baile sola. Eso si había sido extraño, ¿para que querría este chico verme en ese lugar?
— ¿Qué hace mi pareja sola?—dijo Peter sacándome de mis pensamientos y tomando mi mano para invitarme a bailar.
— ¿Por qué me dejaste bailar con Andrew?—dije un poco incomoda.
—Es que me pidió el favor, y ya sabes es mi amigo.
— ¿Tu amigo?, no lo creo si siempre anda peleando porque ande contigo.
—Te puedo asegurar de que no es por mí—dijo con una sonrisa amable.
Mientras dábamos vueltas por la pista de baile con una nueva canción—otro vals—, iba viendo los rostros reconociendo a mis compañeros de clase, y ahí estaba Andrew besando a Camila para luego separarse de ella y mirarme preocupado. Camila llevaba un vestido muy atrevido de un color rojo y tacones muy altos color dorado.
Y ahí se me ocurrió una idea: —Y quien es más amigo tuyo, ¿Andrew o yo?—dije seria—no me importa que lo prefieras a él, es más lo entendería es solo que…
—Calla, sabes que te prefiero a ti, confió más en ti—dijo mirándome como si fuera su hermana menor.
—Entonces hazme un favor—dije acercándome a el—, bésame.
— ¿Qué?, ¿Sabes lo que me estás diciendo?—dijo sorprendido.
—Quiero darle celos a Andrew—dije un poco apenada, Peter volteo la mirada y se encontró con Andrew mirando a donde nosotros nos encontrábamos—. Sabes, no tienes porque hacerlo, son solo locuras que se me…
Sus labios chocaron con los míos, sin movimiento alguno. Cerré mis ojos y me deje llevar, el continuo el beso moviendo sus labios sincronizados con los míos mientras bailábamos. Así como Peter inicio el beso lo termino en poco tiempo: —Espero que eso haya funcionado—dijo Peter susurrando en mi oído.
—Creo que fue muy convincente—dije mientras recuperaba mi aliento.
—Lo siento—dijo Peter—, nunca debí besarte.
Salimos de la pista de baile sin decir nada más y nos sentamos en una mesa que estaba sola.
De verdad esto era incomodo, para la próxima no daría celos de esa manera.
—Eh, Peter—llame su atención—. Disculpa, no debí haber pedido ese favor.
—No te disculpes, yo debí negarme—dijo con una voz carente de emoción.
— ¿Todo bien?—tenía que preguntar, sentía que aquí pasaba algo más.
—Todo perfecto—dijo mirándome y sonriendo a medias.
—Entonces bailemos, ya se acabaron los vals al parecer—dije con una sonrisa genuina ofreciendo mi mano, la tomo y fuimos a la pista de baile a divertirnos un rato.
Bailamos un buen rato mientas conversábamos animadamente, a veces sentía que habían ciertos momentos incomodos entre nosotros que era superados por ciertos chistes que se me ocurrían en el momento. Luego comimos un poco y sin darme cuenta logre ignorar toda la noche a la pareja del momento—Andrew y Camila—, que no los vi más el resto de la noche.
De pronto todos se empezaron a ir y yo recordé algo. ”Después de la medianoche, que todos estén hiendo a sus habitaciones te veo en el pasillo para ir a los baños del gimnasio”. La voz de Víctor retumbo en mi cabeza y decidí hacer lo que me había pedido.
—Ya vuelvo—le dije a Peter un poco seria.
— ¿Al baño?—dijo sonriendo.
—Eh… si—camine un poco apurada a los pasillos que dirigían al baño del gimnasio.
Mire a mi izquierda y luego a mi derecha, y ahí estaba Víctor parado un poco pálido—más de lo normal—y me hacía señas con su mano para que me acercara.
— ¿Qué quieres?—Dije acercándome— ¿Por qué hago lo que me pides y no me puedo negar?
—Yo no he hecho nada—lo presumido que se le veía todos los días se había esfumado sustituyéndolo por una especie de malestar notorio—. Acércate por favor.
La misma sensación de hace rato volvió a mi mente, todo lo que me pidiera lo tendría como fuera. Me acerque poco a poco tratando de evitarlo, pero mi mente estaba en una especie de trance del cual no podía escapar.
—Vic, ¿Qué rayos haces?—escuche la voz de Claudia detrás de nosotros.
—Lo que debí hacer hace tiempo, odio esa cosa que nos dan para sustituir la sangre.
— ¿Y de todas las personas la tenías que escoger a ella? ¿Sabes al menos quién es?
—Por supuesto, y no me interesa—dijo acercándose a mí—. No sabes lo débil que me siento desde que volvimos a esta escuela.
—Te entiendo, yo me siento exactamente igual que tú y lo sabes—dijo Claudia suplicante.
—Entonces haz lo mismo que yo—dijo antes de poner su rostro en mi cuellos.
Sentí como me besaba ligeramente y luego escuche algo inesperado que me saco del trance: —Aleja tus malditos colmillos de su cuello—grito muy fuerte Peter detrás de nosotros.
Pestañee varias veces para poder recobrar la atención a lo que pasaba. Peter estaba parado al lado de Claudia con una expresión de enojo, no sabía que pasaba.
—No te metas en esto perro—grito Víctor tomándome del brazo.
—Déjala en paz—y de pronto todo se volvió confuso.
La ropa de mi amigo se rasgó hasta volverse hilos y él se fue tornando más alto, peludo y grande en todos los sentidos, su boca creció hasta convertirse en una especie de hocico que me hizo pensar que el apodo que le daban los demás le quedaba mal, era mejor algo así como lobo.
En dos patas—como un hombre lobo de una película—salió corriendo en mi dirección. Víctor me empujó contra la pared y luego este fue envestido por el enorme lobo.
Claudia se unió tomando al lobo por los hombros y quitándolo de encima de Víctor. Ella le mostro una sonrisa muy extraña donde dejaba ver sus muy afilados colmillos, los cuales nunca había notado.
Me pare del lugar en donde estaba, me sentía acorralada y con lágrimas en los ojos—por el golpe contra la pared—por el miedo, salí corriendo desesperada sin saber qué hacer.
En el gimnasio ya no había nadie, y desde el centro de este lugar escuchaba gruñidos de ese animal que acababa de ver.
Salí corriendo de nuevo hasta que me topé con una persona—Más bien tropecé y choque con él—y era nada más y nada menos que Andrew. El volteo y me miro, luego sorprendido me tomo de las brazos con delicadeza: —Tranquila ¿Qué sucede?—dijo alterado por mi llanto.
—Algo extraño acaba de pasar—dije entre sollozos.
—Tranquila, no pasa nada—dijo mientras me consolaba en sus brazos.
—Es que, si pasa algo… allá en los pasillos para ir a los baños hay un enorme lobo en dos patas peleando con chicos de enormes colmillos, ¿y me dirás que no pasa nada?—dije saliendo de sus brazos para gritar eso.
— ¿Qué dices?—dijo pálido y con los ojos abiertos como platos.
—Lo que escuchaste—grite.
—Llévame allá—dijo tomando mi mano—, conmigo no va a pasar nada yo sé cómo controlarlo.
Cuando me dijo eso mi cerebro lo proceso demasiado rápido y caí en la cuenta de que muchas cosas descubriría después de esta noche: —Tu sabia de eso—susurre.
—Todos lo saben—y luego me jalo al lugar de donde había huido. 

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