sábado, 29 de octubre de 2011

Capítulo 8 - La Piscina.

El resto de la semana había pasado sin acontecimientos extraños—además del hecho de que todos los días tenía una rosa nueva la cual se suponía que se parecía a mí—, nada de qué preocuparse más de lo normal.
Casi todos los días almorcé con Peter, quien es un chico muy encantador y no me equivoque en decir que era el típico chico deportista aunque nunca lo vi con las odiosas porristas—Camila y sus perras falderas—, y se lo agradecía.
En cambio, cada vez que veía a Andrew—que era más seguido de lo normal—estaba con Camila colgada de su brazo, cosa que me enojaba y no sabía por qué. Pero también note que también estaba con otras chicas no solo con Camila.
Claudia decía que solo eran una distracción para él, que nunca había tenido nada serio y no creía que así fuera ahora. Ella me dijo también que cuando él se aburriera las dejaría y todo acabaría. Para mí era esa una razón para alejarme de él, ya que no quería ser tomada como una de ellas.
Hablando de Claudia, ella seguía tomando su bebida—roja y con olor a hierro—, la cual cada vez que la tomaba me parecía que sus mejillas se sonrojaban como si se recuperara de una enfermedad o algo así.
Era viernes por la tarde, ya las clases habían acabado y tendría todo el fin de semana libre si no fuera por los trabajos y tareas para la otra semana.
En la clase de cálculo Peter era mi pareja y por eso aproveche que Claudia no estaría hasta en la noche en nuestra habitación para invitarlo a terminar el trabajo que debíamos hacer. Y por eso aquí estábamos yo sobre mi cama y el recostado en la alfombra rosa del suelo mientras cada quien hacia su parte del trabajo.
—Rebeca, no te parece que ya deberíamos descansar un poco—dijo mi amigo con una media sonrisa.
—Pues si me invitas a tu habitación mañana y lo terminamos podríamos descansar, pero no estoy de acuerdo con parar de hacer esto hasta terminar—dije sin despegar mi vista de lo que escribía.
—Vamos, ya estoy mareado de tantos números—dijo mientras se sentaba frente a mí en la cama para llamar mi atención—descansemos un rato ¿sí?
—Es que…—enserio quería terminar el trabajo.
—Por favor, y si quieres hacemos algo divertido y… luego volvemos al trabajo.
— ¿Algo divertido? ¿Cómo qué?—dije mientras él me quitaba las hojas y los apuntes de mis piernas y las dejaba a un lado.
—Algo divertido como ir a la piscina de la escuela—dijo con una verdadera sonrisa.
— ¿En la escuela hay una piscina?—dije con los ojos abiertos como platos.
—Por supuesto, ¿Te gustaría ir conmigo?—dijo con verdadera entusiasmo, parecía un pequeño niño.
—Eh, por supuesto—dije sin pensarlo más.
—Pues, no se dice más—dijo parándose de un salto de mi cama—, iré por mis cosas mientras tú te cambias ¿sí?
—Como quieras, dejare la puerta abierta para que entres si yo no estoy lista—dije mientras él se iba y gritaba algo que sonó como un “está bien”
Cuando ya estuve sola me fui al armario y busque en los enormes cajones—las de mi lado—y busque el traje de baño que pensé que no usaría en un buen tiempo. Tome un vestido que era ajustado solo en el pecho—de un color morado—y el resto era suelto hasta por encima de las rodillas  y me fui a cambiar en el baño.
Mientras me cambiaba sentí que alguien entro a la habitación y escuche decir a Peter que me esperaba en el balcón. Decidí apurarme para que no tuviera que esperar tanto tiempo. Me puse el traje de baño y por encima el vestido, y recogí mi cabello en una cola alta.
Salí del baño y me puse unas zapatillas, tome un bolso metí una toalla y otro vestido y luego llame a Peter para que nos fuéramos: —Peter ya estoy lista—grite para que entrara.
—Wow—dijo mientras me miraba, yo le sonreí—, mi amiga es la chica más linda de esta escuela.
—No bromees—dije mientras me sonrojaba.
—Yo no bromeo con esas cosas—luego se acercó para tomar mi mano y darme una vuelta—, enserio estas muy linda.
—Gracias Peter, pero ya vámonos.
—Está bien—caminamos hasta la puerta y salimos de la habitación.
La piscina no estaba tan lejos, estaba detrás de mí edificio y tal vez la hubiera viste si me hubiera asomado al balcón alguna vez desde que llegue aquí.
Para poder entrar tenías que pedir permiso a la dirección con anticipación y al parecer Peter lo había hecho ya que no hubo problemas. La piscina era enorme, del lado derecho estaban los baños identificados como el de chicos y el de chicas.
Había mesas y sillas del lado izquierdo, y sobre la mesa estaban unas sombrillas.
En el lugar habían unas pocas personas que al igual que nosotros tuvieron la idea de relajarse en la enorme piscina, y lo mejor es que no había nadie desagradable a la vista—y con eso me refiero a Camila que no hacía más que molestarme desde el tropiezo del lunes—que pudiera dañar mis planes.
Fui al baño de chicas para poder quitarme el vestido y cuando volví, pensé que había hablado muy pronto. Ahí estaban Camila y Andrew con todo el grupo de porristas y casi todo el equipo de futbol.
Trate de ignorarlos—solo a Camila y a Andrew—pero creo que para ella fue inevitable hacer lo mismo conmigo: —Oh pero mira quien está aquí—dijo la voz chillona.
Pero no tenía ganas de pasarla mal así que solo le pase por un lado y le ignore. Deje mi vestido dentro de mi bolso y le hable a Peter.
—De todos los días ellos—dije señalándolos—tenían que escoger este para venir a la piscina.
—Es que con lo fácil que lo tiene Andrew puede venir cuando quiera, como su madre es la directora—dijo el sin preocupación.
Pero era cierto lo que decía Peter, en eso mi mirada lo busco en el momento más inoportuno. Andrew se estaba quitando su franela para tirarla y luego meterse en la piscina.
—Quita esa cara Rebeca—me susurro Peter al oído mientras contenía la risa, cosa que me hizo sonreír.
Peter camino hasta la orilla y luego se lanzó con una especie de clavado, yo lo seguí y me pare en el borde de la piscina, pero yo no me lanzaría ya que con la suerte que tenía seguro me partía la cabeza.
—Lánzate Rebeca—grito Peter.
—Eh, creo que no—cuando iba a quitarme para bajar por las escaleras sentí que alguien me empujo, por eso perdí el equilibrio y caí al agua fría.
Estaba bajo el agua y ya sabía quién me había empujado por eso nade y tome aire.
Y ahí estaba la odiosa de Camila remplazándome donde me encontraba yo hace unos segundos.
— ¿Por qué lo hiciste?—grité.
—Lo siento, fue un error—dijo con una sonrisa sarcástica.
—Sabes bien que no lo fue, eres una…—no termine la frase.
—Camila ya déjala en paz, no sé qué te ha hecho para que la molestes—salió Andrew en mi defensa.
—No necesito que me ayudes—dije mirándole solo a él.
—Oh lo siento, tú tienes ya quien te defienda—dijo cuándo se me acerco Peter.
—Pues si—dijo Peter.
Después de eso ya no vi más a Camila, e ignore a Andrew para no meterme en problemas, estuve hablando y jugando un rato con Peter. Pasándola bien con él, como siempre.
Y en eso llego ella de nuevo, salió de los baños con su traje de baño que si era más pequeño se le vería todo. Era de un color rojo intenso y no podía negar que con su color de piel—si fuera más grande el traje de baño—y cabello se le veía bien.
En eso se metió al agua, y se me acerco.
—Ni en tus sueños te verías así de bien como yo—dijo ella presumida.
—Si a bien te refieres a verme como una perra, por supuesto nunca me veré así—dije con una sonrisa inocente.
—Niña estúpida, perra será…
—Ya basta Camila—dijo Andrew de nuevo.
—Esta me la pagas, y más pronto de lo que crees—dijo para después irse con su “amigo”.
Ignore su comentario—que más bien vendría siendo una amenaza—y seguí conversando con Peter.
Me enojaba estar pendiente de Andrew más de lo que debería, pero lastimosamente así era. Por eso note cuando salió de la piscina para hablar con los chicos—el equipo de futbol—, se ve tan bien en sus traje de baño… Ya basta Rebeca ignóralo.
Peter salió un momento de la piscina—necesitaba ir al baño—y me puse a nadar esperando a que volviera.
No conté con que mientras estaba en lo profundo sentí como algo tomaba mi pierna y me jalaba a la profundidad. No había tomado aire, por lo que ya estaba sintiendo mareos.
Voltee a ver quién me jalaba, pero lo más extraño estaba pasando. Había una especie de pequeño remolino cubriendo mi pierna y que era la que cada vez me jalaba más.
Con todas mis fuerzas intente subir a la superficie, y lo logre por unos segundos que aproveche para gritar por ayuda. Ese esfuerzo me dejo exhausta por lo que ya no podía luchar.
Sentí como perdía mi conciencia pero no quería dejarme caer, pero cerré mis ojos y ahí sentí como alguien me empezó a jalar a la superficie. No supe quién era.
Llegamos afuera y tome mucho aire, como si no hubiera respirado en años. Luego alguien me levanto y me coloco en el piso frío.
—Rebeca, ¿estás bien?—oí una dulce voz a lo lejos.
—Creo que si—dije con voz entrecortada.
—Gracias a Dios—dijo la misma voz.
Poco a poco fui abriendo mis ojos y la negrura que los cubría también desapareció, y supe de quien era la hermosa voz.
Andrew estaba a unos escasos centímetro de mi rostro, cuando comprendí eso mi corazón empezó a latir muy fuerte. El me miraba preocupado: —Gracias Andrew.
—No me agradezcas, te llevare a una silla—me alzo en sus brazos sin esfuerzo y luego de eso fui consciente de todas las personas que nos rodeaban.
Cuando ya estuve sentada alguien me paso la toalla que yo había traído y me cubrí con ella, todavía respiraba como si no lo hubiera hecho desde hace mucho.
— ¿Cómo te sientes?—pregunto Andrew sentándose a mi lado.
—Cansada… demasiado—dije con esfuerzo.
En eso escuche a alguien gritar mi nombre y reconocí la voz de Peter.
— ¿Pero qué te paso?—pregunto preocupado.
—Bueno ya llego tu perro guardián—dijo Andrew en un susurro que solo yo pude escuchar—, te dejo con Peter, debo arreglar un asunto—dijo un poco ¿enojado?, y luego se marchó con Camila que estaba cerca de la piscina.
—Responde, ¿qué paso?—dijo Peter sentándose donde hace unos segundos estaba Andrew.
—Eh, casi me ahogo—dije en un susurro, ya estaba empezando a hacer frio.
— ¿Un calambre o algo así?—dijo el aun preocupado.
—Sí, algo así—no quería explicar lo que de verdad paso, me creerían loca.
— ¿Quieres ir a tu habitación?—dijo ayudándome a parar.
—Sí, por supuesto.
Peter tomo nuestras cosas colgándoselas de un brazo, y el otro brazo me lo paso por encima de los hombros. Lo agradecí ya que estaba un poco tibio.
Pasamos por al lado de los “tortolos”—Andrew y Camila—que parecían estar discutiendo. Cuando estuve lo suficientemente cerca pude escuchar algo que me pareció extraño.
—…De verdad estás loca, pudiste haberla matado ahogada—decía Andrew entre dientes.
—No te agries, solo fue una simple broma—dijo ella aburrida.
—De verdad no entiendo porque le haces esas cosas…—Él se cayó ya que noto que yo estaba cerca.
Ambos me miraron—el preocupado y ella enojada—y yo solo pase de largo preguntándome ¿Qué rayos le estaba reclamando?
Me pareció muy obvio que hablaban de mí, pero como pudo estar ella implicada si no estaba ni siquiera cerca de mí. No quise comentarlo con Peter—como dije—, me creería loca.
Agradecí que el edificio Julieth estuviera cerca, por lo tanto no costo demasiado llegar a mi habitación, que todavía estaba vacía.
—Te dejare descansar, pareces estar agotada—dijo el sobando mi brazo como para hacer fricción.
—Gracias por acompañarme—dije en un susurro.
—No hay de que, si me necesitas llámame a mi celular y vendré aquí en un segundo.
—Gracias—dije de nuevo y así se fue para dejarme sola.
Me metí a la ducha caliente y así fui feliz, luego de eso me puse mi pijama y me acosté en mi cama—que estaba calentita— para quedarme dormida en un abrir y cerrar de ojos. 

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