Corrimos hacia los baños donde todo estaba como yo lo había dejado, un enorme lobo peleaba con dos chicos.
—Ya basta—grito Andrew, note algo así como autoridad.
La cabeza del lobo volteo de inmediato y se sentó como un perro acatando la orden de su amo.
—Claudia, ¿Qué está pasando aquí?—grito Andrew de nuevo con ese tono.
—Es solo que…
Nadie respondía a la pregunta, ni yo misma podría hacerlo de lo aterrorizada que me sentía.
Claudia y Víctor se acercaron a Andrew que estaba en ademan protector frente a mí. El lobo seguía en el mismo lugar de antes.
—Andrew—susurre— ¿puedes explicarme que sucede?
—Por supuesto—dijo el—pero no me corresponde a mí, sino a mi madre. Peter nos vemos en la oficina de mi madre en diez minutos, Víctor y Claudia sígannos.
Andrew tomo de nuevo mi mano y me jalo hacia el para luego pasar sus brazos por encima de mis hombros y susurrarme al oído: “conmigo no te pasara nada”
Caminamos hasta la oficina de la directora en silencio y cuando llegamos—sin tocar ni avisar—Andrew abrió la puerta y entro.
—Madre, ellos te deben una explicación—dijo Andrew en un susurro.
— ¿De qué hablas?—dijo ella sin despegar sus ojos de los papeles sobre su escritorio.
—Rebeca ya lo sabe todo—en ese momento levanto la mirada para encontrarse conmigo con las mejillas marcadas por las lágrimas y el miedo se me notaba a flor de piel.
La señora Copelan se paró de golpe de su asiento con sus ojos abiertos como platos y se acercó a mí, y yo empecé a sollozar de nuevo: — ¿Pero qué sucedió?—dijo ella un poco alterada.
—Pregúntale a ellos—dijo Andrew muy serio señalando a Víctor y a Claudia—, yo también quiero saber que paso.
—Muy bien—la directora me ayudo a sentarme en una silla frente a su escritorio—, ¿Qué sucedió? ¿No quedó claro cuando dijimos que no se enteraría de mala manera? ¿Acaso no quedo claro que le diríamos poco a poco?—decía ella cada vez alzando más la voz.
—Mamá, ¿te importaría esperar a que venga Peter?, él también está involucrado—dijo Andrew y ella asintió.
Esperamos unos momentos en los cuales reinó el silencio, de verdad me sentía tan incómoda como aterrada.
Luego de unos minutos de espera la puerta se abrió dejando ver a Peter con una sudadera gris y unos pantalones a juego. Cuando lo vi parado sentí como un pánico me entro de repente.
—Muy bien, ahora si pregunto… ¿Qué rayos hicieron? ¿Qué les paso por la cabeza?—dijo Andrew casi gritando.
—Yo no estoy arrepentido de haberme mostrado como soy frente a Rebeca, si no hubiese sido por mí ahora su cuerpo estaría sin vida en el lugar donde nos encontraste, Andrew—se excusó Peter.
—Por lo menos haces bien tu “trabajo” de perro guardián—dijo Andrew escupiendo veneno.
Antes de que Peter contestara interrumpió la directora: — ¿Por qué dices que estaría muerta Peter?—dijo ella mirándole profundamente.
—Pues porque cuando la encontré, este—señalo a Víctor—tenía su boca en su cuello y no dudo que haya querido tomar su sangre y por supuesto su compañera le apoyo—dijo el con hostilidad.
— ¿Cómo te atreves?—grito Andrew acercándose a Víctor pero antes de que llegara Peter lo detuvo y se calmó un poco—. Y tu Claudia, lo sabias absolutamente todo y aparte de eso ella es tu amiga, ¿Cómo ibas a hacerle eso?
—Yo no sabía nada, cuando yo llegue al pasillo de los baños ya Rebeca estaba con Víctor, es más yo le dije que no lo hiciera—dijo ella mirando a Víctor.
—Es cierto—dijo Víctor—, es que me sentía o me siento demasiado débil y Rebeca como la única humana es demasiada tentación—dijo el con voz rasposa.
—Mi tentación es matarte, pero tengo autocontrol—dijo Peter casi gruñéndole.
Mi cerebro estaba trabajando con lentitud por efecto del shock, pero luego de escuchar las palabras de Víctor caí en cuenta de algo: — ¿La única humana?—pregunte en un susurro mirando solo a Andrew.
Él se acercó a mí y para quedar a mi altura se arrodillo y luego tomo mi mano.
—Si la única—dijo el mirándome cauteloso como si tuviera miedo de que mi cerebro colapsara, y tal vez no estaba muy lejos de eso—. ¿Te gustaría contarnos tu versión de la historia?
Espere un momento, ya que a decir verdad me sentía muy mal en este momento pero colabore: —Temprano en el baile, después de bailar contigo para ser exacta, en el vals Víctor bailo conmigo y me dijo que nos viéramos cuando todos se estuvieran yendo a sus habitaciones en el pasillo para ir a los baños del gimnasio, por alguna razón no me pude resistir a lo que me pidió, era extraño…—en eso escuche un golpe sordo, pensé que había sido Peter que estaba apoyado contra la pared.
— ¿Usaste la Coacción?—grito Andrew en dirección a Víctor—, sabes bien que eso está prohibido al menos que sea una emergencia, no puedes someter a la gente a hacer siempre lo que se te plazca.
— ¿Coacción?—pregunte en un susurro, cada vez me confundía más.
Esta vez quien me contesto fue la directora: —La coacción es una habilidad utilizada por los vampiros—me estremecí ante la mención de ese nombre—, es una especie de poder psíquico que obliga a las personas hacer o decir cosas contra su voluntad—se explicó—. Por favor continua con tu versión.
—Está bien—suspire—, después de la medianoche fui a ese lugar, todo fue un poco confuso. Otra vez volví a sentir la sensación de que no podía negarme a nada que él me dijera, luego escuche una discusión entre Víctor y Claudia donde se debatían si hacer o no lo que él fuese a hacerme, él se decidió a hacerlo y llego Peter convirtiéndose en… lo que sea que haya sido eso.
Peter me miraba con tristeza, como si lo último que quisiera en el mundo era que le temiera a él. Y a decir verdad no le temía a él si no a lo que se había convertido.
—Creo que Víctor debe ser el sancionado aquí—intervino Peter secundado por Andrew.
—Es cierto, ya pensare en un castigo—dijo la directora—, pero creo que ahora Rebeca debe dormir un poco…
—Pero tengo muchísimas preguntas, y no sé por dónde empezar—dije interrumpiéndola.
—Empieza por descansar tu mente—dijo Andrew otra vez arrodillado frente a mí—, mañana puedes hacerme todas las preguntas que quieras.
Asentí, pero la verdad no quería ir a dormir y una de las razones es que no quería estar en la misma habitación que Claudia.
—Acompáñala a su habitación mientras yo hablo con estos tres—dijo la directora refiriéndose a Andrew.
Me pare de la silla y con Andrew pisándome los talones salí de ese lugar. Caminamos fuera del edificio y en ese momento me estremecí ya que sentí frio: —Ten y no lo rechaces—dijo ofreciéndome su saco y no me negué.
Caminamos a través del instituto en silencio hasta llegar al edificio Julieth, esperaba que Andrew no me dejara sola y al parecer él tampoco quería hacerlo.
Cuando llegamos a mi habitación él se quedó parado en la puerta como si estuviera indeciso.
—Pasa, por favor—le dije y pareció una súplica.
El asintió y camino hasta sentarse en la cama de Claudia.
—Podrías esperarme un momento—dije tomando mi pijama.
Fui al baño y me quite el estúpido vestido y los tacones para ponerme cómoda, quise peinar mi cabello pero el cansancio me ganaba y por eso lo único que hice fue quitarme la cola y dejar mi cabello suelto con sus hondas en las puntas.
Luego salí del baño y ahí estaba Andrew todavía, sentado.
Camine hasta mi cama y me senté frente a él, luego señale un espacio a mi lado para que él se sentara ahí y eso fue lo que hizo.
— ¿Puedo hacerte una pregunta?—dije mirando al suelo.
—Todas las que quieras—susurró.
—Si al parecer Peter es un hombre lobo, y Claudia y Víctor son vampiros—me detuve para organizar mis ideas—, ¿Qué eres tú?... Ya que yo soy la única humana.
En ese momento le mire, y el hacía lo mismo. Tenía una mirada dulce que me hizo olvidar de todo lo que había pasado hoy hasta que hablo.
—Soy de la raza de hechiceros—se explicó. En eso recordé una conversación con Claudia.
”—Y Rebeca, ¿Tu que eres?
—De que hablas.
—Tú sabes de que hablo, tu raza.
— ¿Perdón?
—Sabes que, olvídalo. Has como si no hubiera dicho nada.
—Es que, si dijiste. ¿Me puedes explicar que cosas hablas?
—No, enserio olvídalo”
Ahora las cosas quedaban claras, muchas cosas.
—Debes dormir—dijo Andrew parándose de mi cama para marcharse.
—Estaría mal si te pidiera que te quedaras hoy—dije en un susurro—, no por nada es solo que… no quiero estar sola.
Andrew me sonrió con su típica risa burlona y se sentó en el piso a un lado de mi cama.
—No está mal—dijo tomando mi mano luego de que me acurrucara bajo las sabanas.
Era increíble como caía en la inconciencia tan rápido, como si mi mente estuviera lo suficientemente agotada y lo necesitara como una persona a la comida.
Mientras me dormía escuche una dulce voz diciendo “Por ti haría lo que sea”. Y luego caí en la negrura de mis sueños.

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